Reconocer a las mujeres
A Amanda (+), mi madre, una mujer inspiradora. A todas las grandes mujeres que me han formado y a las que han influido en mi vida. En México hay más de ocho mujeres muertas cada día. El 50% de esos asesinatos ocurren en el hogar.
De acuerdo con el informe de Índice GLAC-El Financiero, en los últimos 4 años el feminicidio se incrementó 111 por ciento y su evolución histórica ha registrado un crecimiento constante.
Según ONU Mujeres, faltan 70 años para llegar a la igualdad entre hombres y mujeres, en nuestro país este tiempo será mucho más largo. En México, sólo 45% de las mujeres participa en el mercado laboral, en comparación con 78% de los hombres. Asimismo, las mujeres perciben un salario aproximadamente 15.6% inferior al de los hombres y ellas dedican 59 horas a la semana al trabajo de cuidados y domésticos, tres veces más que los hombres que dedican 22 horas promedio.
Éstos son algunos datos en el marco del Día Internacional de la Mujer 2020. En este sentido, vale la pena retomar los comentarios que Katrine Macal señala en su libro “¿Quién le hacía la cena a Adam Smith?” (2017) sobre algunas funciones de la mujer como parir niños, criarlos, hacer la comida o cuidar de los hijos; nada de esto se considera “trabajo productivo” en los modelos económicos estándar.
Manifiesta que en estos modelos el hombre es quien va primero. Es el hombre el que cuenta. El hombre define el mundo y la mujer es “lo otro”, parafraseando a la escritora francesa Simone de Beauvoir.
La obra de Macal invita a cambiar la historia al hacer un mundo más equitativo e incluyente para las mujeres. En la actualidad a las mujeres se les reconocen más sus derechos, pero todavía falta mucho por hacer, ya que, sin diferencia de raza, religión, cultura, situación económica, social o política, todavía millones de ellas viven en el maltrato y el menosprecio.
Hasta que las mujeres dejen de ser ciudadanas de segunda clase se acabará con el problema de su discriminación. Las mujeres siguen tristemente encabezando los porcentajes de pobreza, menor salario y precariedad laboral.
Su presencia y representación en la vida pública, en los puestos de responsabilidad, sigue siendo minoritaria. Mientras en el ámbito privado, el trabajo de las mujeres en el hogar sigue siendo invisible e infravalorado.
Bajo la dinámica social y cultural de esta década, necesitamos crear las condiciones y los espacios donde la mujer pueda desarrollar todo su potencial, sus cualidades, sus habilidades y sus
actitudes. Los hombres tenemos mucho que aprender de las mujeres. A fin de cuentas “vivimos” en la casa de una mujer por 9 meses antes de entrar en contacto con el mundo.
La cultura actual no puede continuar con esquemas machistas porque se seguirá perjudicando la armonía y el crecimiento familiar, escolar, empresarial y político. Si manejamos una cultura
de la equidad todos saldremos ganando. Nos queda mucha tarea para mejorar la equidad de género y la calidad de vida de millones de mujeres. A trabajar en ello. Usted, ¿qué piensa?
El autor es Director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte.
Presidente de Grameen de la Frontera.
@rafaelroblesf