Redes que capturan
Una idea en la que rumiaba frecuentemente mientras impartía la materia de Derechos Humanos a cadetes en la Academia de Policías de Toluca, en el Estado de México, era... ¿qué pasaría con todos ellos y ellas cuando se graduaran y salieran a la calle?, ¿qué sucedería cuando, de alguna forma, se enfrentaran a las redes de macrocriminalidad que predominan en este país?, ¿qué pasaría con todo lo que estaban aprendiendo en las clases y con el trabajo enorme que había sido lograr que se asumieran a sí mismos como garantes de derechos humanos y con lo que costaba alcanzar poco a poco su empatía hacia grupos en mayor situación de vulnerabilidad?, ¿con despejar y desmitificar ideas equívocas respecto los derechos humanos?.
¿Qué pasaría si les daban órdenes para torturar, para desaparecer personas, para ser omisos, para permitir o ser parte de masacres, para colaborar con el crimen organizado?, ¿qué pasaría si los buscaban para integrarse a la nómina de alguno de los tantos cárteles que existen en este país?, ¿cómo iban a actuar mis alumnos y alumnas ante esa realidad?, ¿cuánto tiempo iban a poder resistir y ser buenos elementos para nosotros, la ciudadanía, y para esta nación?, ¿qué iban a hacer aquellas y aquellos jóvenes valientes y bien intencionados que en las primeras clases solían contarme que estaban hartos de la violencia e inseguridad, que querían de verdad, un país más seguro, además de un empleo honesto con el cual poder salir adelante y ganarse la vida honradamente?
Meditaba más en esto, a medida que me adentraba en la lectura de “Captura del Estado, Macrocriminalidad y Derechos Humanos”, cuyo autor es Luis Daniel Vázquez, gran académico e investigador que tuve la fortuna de tener como profesor en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Flacso México.
Luis Daniel Vázquez asegura que, para poder desmilitarizar al país, como se prevé que debe ser para el 26 de marzo de 2024, fecha en la que, se supone, los militares deben regresar a sus cuarteles, primero se necesita reconocer la existencia de redes de macrocriminalidad en el país, de las cuales, la clase política es parte, y además, desmantelarlas para recuperar al Estado.
Y sólo entonces y después, continuar con la profesionalización de policías, fiscales, etcétera, con el objetivo de crear un poco de estado de derecho.
El problema es que, si acaso en algunos rincones del país, se han confabulado la voluntad política y el presupuesto, y se han empezado a formar a policías debidamente, poco o nada se hace para desmantelar a estas redes de macrocriminalidad que capturan al Estado, que secuestran policías, fiscales, gobernadores y que provocan el gran lío de la impunidad en México en el que a menudo y muy acertadamente hace hincapié Luis Daniel Vázquez.
Ejemplos bastan, pero quizás pudiéramos mencionar el caso del exfiscal de Nayarit, Édgar Veytia, quien trabajaba para uno de los tantos cárteles que predominan en México y que fue condenado, pero no precisamente en México, sino en Estados Unidos.
El tema es que, todo el esfuerzo para profesionalizar a servidores públicos será absolutamente en vano, si no se trabaja para desmantelar las redes de macrocriminalidad que existen en México, y que como explica Daniel Vázquez, están constituidas por estructuras empresariales, criminales y políticas, han capturado el Estado y gobiernan amplias zonas de México.
Lo que está en juego no es poco, es la paz, la tranquilidad que tanta falta nos hace a todos en este país.
La autora es especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública.