Remesas: ¿orgullo o vergüenza para México?
De inicio considero necesario precisar que las remesas son los importes en divisas extranjeras, o dinero, que los trabajadores de un país, quienes emigraron al extranjero, envían a sus familiares pobres que se quedaron en sus países de origen. Esto ha sido práctica común en el mundo.
En nuestro caso, es la remisión o envíos de dólares que nuestros migrantes pobres, quienes trabajan en Estados Unidos, envían a sus empobrecidas familias que permanecen en México, para tratar de solventar sus gastos básicos.
Esta remisión de dólares de los paisanos en Estados Unidos hacia México, se ha presentado desde los años 40 y 50 del siglo pasado, cuando ambos países instrumentaron el programa de braceros para proveer a los Estados Unidos de la mano de obra que necesitaban, ante la ausencia de sus trabajadores que se habían ido a las guerras.
Ahora bien, estos dólares ya se han obtenido desde hace mucho tiempo; empero, los importes alcanzados en los últimos años son crecientes e impresionantes, por su magnitud e impactos benéficos en la economía nacional, y directamente para la sobrevivencia de los pobres marginados del país.
De esta manera el pobre pueblo pobre de México, intenta sobrevivir con estos dólares que recibe desde Estados Unidos, y también el país se beneficia al recibir este importante flujo de dólares que coadyuva a mantener la paridad cambiaria mediante el aumento en la oferta de la divisa.
El importe récord de 46 mil 700 millones de dólares de remesas recibidos el año pasado 2020, ya es la principal fuente de captación de divisas del país, al rebasar a las exportaciones de petróleo que sumaron sólo 17 mil millones de dólares; también a las inversiones extranjeras directas que no llegaron a los 19 mil millones; y superó al turismo que capto 26mil 500 millones.
En tal virtud, ahora la propaganda del Gobierno, presume con falso orgullo, que este importe récord de las “benditas” (así le llaman) remesas, es un indicador de la mejoría económica del país.
Pero falso, no es así; esto es motivo de vergüenza, no de orgullo para los mexicanos. Están muy equivocados ya que tradicionalmente el envío de dólares de los paisanos en Estados Unidos, se debe
a la lacerante pobreza extrema de los que se quedaron y muchos de los que se han ido, quienes el año pasado enviaron más por la trágica situación de pánico que Trump les impuso, por la agravante miseria de sus familiares y por la mayor bancarización internacional en México.
Sin duda es vergonzoso que por su inseguridad y miseria muchos compatriotas tengan que huir hacia Estados Unidos, para trabajar y enviar dinero sus familias; debido a que aquí no tienen esperanzas. Esto no es motivo de orgullo. Si bien las remesas han sido una valiosa válvula de escape que amortigua la precaria situación socioeconómica en las regiones más pobres del país, este proceso se expandió.
Ahora hasta los menos pobres captaron récords de remesas, como Sonora, donde según el Inegi, los últimos dos años las remesas familiares aumentaron 20%, de 592 a 708 millones de dólares; lo
cual refleja el reciente empobrecimiento de familias.
El autor es Doctor en Economía Internacional.
Internacionalista. Maestro de Relaciones México USA y de Negocios Internacionales en la Unison.
lugallaz51@gmail.com