¡Sácate esa piedrita del zapato!
La zona de confort sólo es cómoda con respecto al miedo.
Hace 13-14 años escuché una historia en un audio libro que hablaba de un perro que estaba incómodo, pero que no hacía mucho al respecto. Y, aunque la historia me fascinó, preferí adaptar la metáfora a una situación un poco más humana, con el fin de que quede más clara.
Imagina que estás en una fiesta con mucha gente, y de repente empiezas a sentir cierta molestia en el pie. Resulta que, cuando ibas caminando, se te metió una piedrita en el zapato. Estás incómodo(a) y realmente quisieras sacarla, pero al haber tanta gente no puedes quitarte el zapato en ese lugar, necesitas ir al baño para hacerlo, pero piensas que si vas al baño, tendrás que apoyarte en un sólo pie arriesgándote a caer (más si tienes algunos tragos encima), además de que estás sentado(a) y, como el baño está al otro lado del local, piensas, "me molesta pero igual aguanto".
Y así puedes pasar toda la fiesta, moviendo el pie de manera disimulada cuando te molesta la piedrita, pero sin hacer algo más para quitártela porque no es tanta la molestia. A lo mejor le dijiste a alguien que tienes una piedrita que te está molestando, y esa persona te dijo que te quites el zapato, pero le contestas que te da vergüenza quitártelo frente a todos. Así que la única manera en que tomarías acción sería que toda la gente con la que estás en la fiesta se levantara a bailar y tú no te quisieras quedar solo(a), o que de plano la molestia se convierta en un dolor más grande que tu tolerancia (recuerda que nos motivan el placer y el dolor).
¿Sabías que la mayoría de las personas vive así? No precisamente con piedritas en el zapato, pero sí viven bastante incómodas como para quejarse, pero no lo más incómodas que su tolerancia, como para tomar acción. Sabemos que podemos dar más de nosotros(as) mismos(as), pero como estamos "cómodos(as)", nos da más flojera accionar que seguir limitándonos, independientemente de que sea una "comodidad incómoda" que no nos permita disfrutar.
La única manera en que tomaríamos acción sería cansarse de esas situaciones, sería estar tan hartos(as) (como en mi nota anterior que hablaba de estar hasta la m... coronilla), que preferiríamos incomodarnos para remediar, a seguir viviendo como hemos vivido. Mientras no haya algún motivo fuerte que nos ayude a evitar un dolor más grande del que estamos dispuestos(as) a tolerar, o que nos ayude a visualizar un placer que nos estimule e incite a la acción, seguiremos con esa piedrita, quizás hasta que se termine "la fiesta" y sea demasiado tarde.
En esta fiesta llamada vida, ¿qué prefieres? ¿Quedarte sentado(a) mientras dure, sólo para evitar que la "piedrita" te incomode más, o sacarte la piedrita de una buena vez, y disfrutar todo lo que te sea posible?
El autor es escritor, capacitador, conferencista y Life Coach en SB3.
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