Tiempos traen tiempos
Todos hablamos de la época maravillosa de Navidad, dar amor, afecto, estar rodeado de la familia, amigos, gente que amamos y nos ama.
Siempre que escucho diciembre llega a mi mente una mesa llena de gente, ruido, carcajadas, regalos, calor, abrazos, echar la bailada con los amigos, tener la mesa llena de comida y que no falte nadie a la cena ni menos al recalentado que dicho sea de paso, es lo mejor de las fiestas decembrinas.
Pero alguna vez te has preguntado ¿qué pasa con las personas que no tienen hogar? o no sólo eso, aquellas que pasan sus días con sus noches en un hospital cuidando a un padre, cuidando a un hijo, a un amigo o simplemente a aquella persona que es muy importante para nosotros, se lee difícil ¿verdad?
Pues cuando uno recorre los pasillos de los hospitales y ve los rostros de cansancio, desesperación, angustia y miedo, comprendes muchas cosas. ¡Hey, somos afortunados! Gracias a la sociedad que cada año hace gala de su buena voluntad, hoy es posible llevar un poco de apoyo y esperanza a quien más nos necesita.
En días pasados publiqué en mi cuenta de Facebook que necesitaba apoyo de despensas y juguetes para personas que están pasando por diálisis en espera de un órgano, la respuesta fue inmediata, aún no se había terminado el día y la lista de personas que se sumaban para apoyar la causa seguía creciendo.
Hoy el recorrido por el hospital fue diferente, en medio de un pasillo largo y bien cuidado, con sillas cómodas y personal amable, acompañamos a unos grandes luchadores de vida y ¿saben qué vi en ellos?: sonrisas y palabras de agradecimiento; al preguntarles ¿cómo vamos?, su respuesta fue “vamos bien, estoy luchando”.
Es ahí cuando a mi pensamiento llega ¡hey!, somos afortunados, queridos amigos, por compartir un poco de lo mucho que nos da Dios, no seremos ni mas ricos ni mas pobres, pero en verdad les aseguro que sentirán una felicidad indescriptible al saber que están haciendo la diferencia en una vida.
Quiero aprovechar para agradecer a todos lo que se sumaron en esta maravillosa causa. Tiempos traen tiempos, hoy por ellos y mañana sólo Dios sabe a quién le tocará.
La salud no es privativa de nadie, así que gracias, en verdad, por ayudarme a ayudar.
De las personas sin hogar, ¿qué les puedo decir?, sólo ellos y la vida conocen la circunstancia que los orilló a tener ese destino, afortunadamente ya se están tomando cartas en el asunto con ese tema tan importante.
Un metro de barda no es nada, somos muchos y si nos unimos podemos hacer grandes cosas, quizá todos en estas fechas queremos cambiar el mundo, hace mas de diez años me di cuenta que no puedo hacerlo sola, pero si tú me ayudas a ayudar, juntos podemos hacer la diferencia, recuerda siempre que los tiempos de DIOS son perfectos.
Recuerda que lo que das de corazón Dios lo multiplica, piensa bien de qué te vas a quejar, piensa bien qué vas a pedir a DIOS y sobre todo nunca dejes de dar la mano a tu prójimo, hoy por él y mañana SÓLO DIOS SABE. ¡Gracias por ayudarme a ayudar!
La autora es chef y comunicadora.