“Una mañana de rituales”
Recién abro los ojos y comienza. Lo primero es agradecer a Dios por la vida, por la salud, por la familia, por tener qué comer y por tener la dicha de vivir haciendo lo que más amo hacer, algo que me costó mucho trabajo iniciar.
El segundo inicia justo después del anterior, aún sin haberme bajado de la cama, activando la energía con la que deseo iniciar el día y refrendando el compromiso para trabajar a favor de lo bueno, lo que construya, lo positivo.
Terminando el segundo ritual hay que ir al baño, porque el cuerpo tiene necesidades que debemos satisfacer y para ello no se puede esperar demasiado. Además ahí inicia el siguiente ritual, el del espejo, que se centra en arreglar cuentas, viejas cuentas con esa persona que si no hago lo que debo, puede convertirse en mi peor enemigo.
Por lo que durante unos minutos más no hago más que hablar con esta persona, directo a los ojos y sintiendo cada palabra que sale de mi boca porque no se trata de repetir como perico las cosas.
Bajo las escaleras, apenas son las 06:00 am, pero el tiempo corre mucho más rápido de lo que quisiera, así que debo darme prisa para poner café para mí y mi esposa. Mientras está listo preparo un cereal para mi hijo mayor quien tiene 9 años de edad, lo subo y lo despierto. Bajo de nuevo para servir el café en dos tazas, para mi esposa y para mí.
Al tiempo que nos tomamos el café y conversamos leo algunos emails, veo videos y me preparo para escribir el mensaje del día. Bajo a desayunar y después hago mi ejercicio de visualización
para traer al presente ese futuro que deseo para mí.
Podrás pensar tal vez que esto, más que un ritual son las actividades que debo realizar, pero no es así. Es un ritual que cada mañana me llena de energía, me permite iniciar con el enfoque y la templanza necesarias para cumplir con mis metas.
Hay días en los que debo atender alguna llamada con clientes con los que tengo una importante diferencia de horarios, otros más en los que debo ayudar a mi esposa en algo y eso también está bien porque es para mí una importante lección. La lección de ponerme desde temprano al frente de mi vida, de no permitir que lo que surja me distraiga, me ponga de mal humor o sea una excusa para no tener una mañana de rituales.
No tengo presión alguna para hacerlo, sólo el deseo de disfrutarlo y también la satisfacción de explicarle a mis pequeños hijos por qué es importante para mí hacerlo. Porque sé que ellos también algún día tendrán sus propios rituales y ellos también podrán disfrutar así de esta forma tan bonita de estar contigo mismo, de empezar cada mañana regalándote por lo menos la primera hora del día.
También porque no podemos aspirar a manejar grandes proyectos si no somos capaces de manejar nuestro tiempo, por ejemplo, la primera hora del día y hacer que ésta permanezca inmaculada y libre de toda contaminación digital. Una adicción que toda persona debe superar por completo para poder vivir.
El autor es Papá Emprendedor, Escritor, Conferencista, Consultor, Podcaster
LinkedIn: @MarioCoronaOficia