Y a ti, ¿qué te mueve?
“La postergación alimenta el miedo”.
Todas las personas deseamos progresar en las diferentes áreas de nuestras vidas (física, saludable, financiera, profesional, espiritual y relacional).
Sin embargo, sólo pocas personas están dispuestas a hacerlo.
Estamos tan acostumbrados(as) en nuestra zona de confort, que generalmente preferimos quedarnos ahí, que buscar el progreso.
Utilizamos como consuelo la frase “Más vale malo por conocido que bueno por conocer”, sin embargo, ¿realmente preferimos lo malo conocido?
Sincérate contigo mismo(a) y pregúntate: ¿estoy satisfecho(a) con el progreso que he tenido en las diferentes áreas?
Si la respuesta es negativa, pregúntate: ¿por qué he preferido mantenerme en mi zona cómoda, a pesar de que muchas veces es frustrante?
Y podrás decirte muchos pretextos, pero la realidad más fuerte de la zona cómoda es que sólo es cómoda con respecto al miedo.
Si no, ¿cuál sería el motivo real para no apostar por lo “bueno por conocer”?
Otra realidad de esta zona es que entre más tiempo posterguemos, más difícil será salir de ella, ya que la postergación alimenta el miedo.
Estoy seguro de que alguna vez tuviste mucho miedo de hacer algo, pero cuando ya no te quedó de otra y tomaste acción, tu reacción fue “Válgame la... tostada, no era para tanto”, ¿no es así?
Y los motivos que nos permitirán salir de la zona de confort son: Placer y Dolor.
Sólo saldrás de tu zona cómoda cuando visualices algo y creas que lo puedes lograr (buscando sentir placer), o cuando el dolor se vuelva insoportable y pienses que ya no tolerarás más esa situación (buscando evitar dolor).
Ninguna de las dos motivaciones es mejor ni más importante que la otra.
Podemos sentir la motivación del placer en algunas circunstancias, y la motivación del dolor en otras.
Lo que sí es importante es que detectes qué es lo que a ti te mueve.
Pregúntate:
¿Qué progreso realmente deseo para mi vida en las diferentes áreas?
¿Qué es lo mejor y lo peor que puede pasar si tomo acción?
Y enfoca tu motivación hacia la acción.
Por ejemplo:
Si te mueve el placer, puedes visualizarte con el cuerpo y la salud deseada para empezar a cuidarte; si te mueve el dolor, puedes visualizarte en tu peor versión física y saludable, y empezar a cuidarte para evitar llegar a ella.
El resultado en ambas será que te empezarás a cuidar.
Por cierto, aunque las acciones a tomar te intimiden, ten en cuenta que nos arrepentimos más de lo que pudimos hacer y no hicimos, que de lo que hicimos aunque no haya funcionado.
Después de todo, de lo que intentamos y funcionó, nos quedó el resultado.
De lo que intentamos y no funcionó, nos quedó experiencia.
Pero de lo que no intentamos, ¿qué nos quedó?
Sólo frustración e incertidumbre que, muchas veces, no nos deja ser felices.
El autor es escritor, capacitador, conferencista y life coach en SB3.
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