¿Quién será el Milei mexicano?
La ley física del movimiento pendular que descubrió Galileo Galilei es por demás predecible.
Además el comportamiento de un péndulo se puede aplicar no sólo a la física sino también a otras actividades humanas como la política, la economía y la historia.
Eso fue lo que sucedió en Argentina con el contundente triunfo electoral de Javier Milei a la presidencia de su país, al obtener 55% de los votos, casi tres millones más que su contrincante Sergio Massa, de tendencia peronista y de izquierda.
Desde el primer triunfo de Juan Domingo Perón en 1946 la corriente del peronismo ha ganado diez elecciones presidenciales en Argentina y ha obtenido reelecciones en varias ocasiones, como ocurrió con el propio Perón en 1951, Carlos Menem en 1989 y 1995, y Cristina de Kirchner en 2007 y 2011.
Considerada una corriente nacionalista y populista cargada a la izquierda, el peronismo ha mostrado diversos enfoques de acuerdo a cada gobierno, pero siempre con una tendencia social que gana muchos votos pero sin obtener para los argentinos la calidad de vida deseada.
En los últimos años el gobierno de Alberto Fernández resultó un verdadero desastre: la inflación alcanzó en octubre pasado 142% mientras que la pobreza se situó en 40% de la población y la pobreza extrema en 9%.
En un país que fue potencia mundial, estos resultados generaron que el péndulo oscilara hasta el extremo opuesto y que los argentinos eligieran con una abultada votación a un político considerado de la extrema derecha y de la corriente libertaria.
Javier Milei, de 53 años, soltero y sin hijos, exnovio de una cantante gaucha y con una sólida educación en economía, asumirá el poder el próximo 10 de diciembre en un clima de grandes esperanzas, pero también en medio de las duras críticas de los sectores de izquierda de su país y América Latina.
Su ascenso a la presidencia se veía venir de tiempo atrás, en buena medida porque los argentinos están hartos de la demagogia, la corrupción y el populismo de los gobiernos peronistas de las últimas décadas.
Milei propone dolarizar la economía, desaparecer el banco central, reducir el gabinete a sólo ocho ministerios, eliminar 90% de los impuestos, bajar 15% el gasto público, privatizar o cerrar las empresas paraestatales y en educación propone un sistema de libre elección y competencia.
El presidente electo está en contra del aborto y del matrimonio del mismo sexo, es un admirador de Estados Unidos e Israel y de los exgobernantes de derecha Donald Trump y Jair Bolsonaro.
Algunas de sus propuestas han asustado a la izquierda e incluso a grupos conservadores de la Argentina, pero fue tal el respaldo a las mismas de los votantes que seguramente insistirá en concretarlas siempre y cuando el congreso no se opone de manera sistemática.
Es un hecho que Milei influirá en la política latinoamericana que en los últimos lustros se ha cargado de gobiernos de izquierda, comenzando con Cuba, Nicaragua y Venezuela para seguir con México, Colombia, Brasil, Chile, Bolivia y Perú, entre otros.
Es muy probable que en México los actuales candidatos presidenciales, en especial Xóchitl Gálvez, del Frente Opositor y el independiente Eduardo Verástegui retomen algunas propuestas de Milei ante la avalancha de posturas populistas y de izquierda del gobierno de López Obrador.
Pero será difícil que de aquí a las elecciones de junio de 2024 veamos a un candidato de extrema derecha tan popular como el argentino, dependerá en todo caso de hasta dónde oscile el péndulo de la política mexicana.
Si en las próximas elecciones gana Morena y su gobierno se carga todavía más a la izquierda de seguro que en 2030 el fantasma Milei estará presente en México como sucedió en 2000, cuando el sistema autoritario y corrupto del PRI no dio para más.
Por cierto, el gran reto para Milei será armar un gobierno competente y efectivo, porque de lo contrario lo echarán fuera sus propios electores más pronto de lo esperado.
Noticia final…
No será la nueva Comisión Sonora-Estados Unidos ni frases rimbombantes como aquella de la “mega región” lo que detonará la inversión extranjera en la entidad, se requiere primero amplia infraestructura, nuevas vialidades, vivienda, seguridad, mejores servicios, cruces más eficientes y una estrategia de largo plazo. Hay que voltear a ver lo que han hecho en Ciudad Juárez, Tijuana y Mexicali, pero no el año pasado sino durante más de veinte años.