Biden-Trump, una película de gran suspenso
A dos meses de la elección presidencial en Estados Unidos ni el más creativo cineasta habría podido imaginar un escenario tan complicado como el que viven actualmente los vecinos del norte de México.
En primer lugar por la pandemia del Covid-19 que convirtió a Norteamérica en el país más afectado del mundo con cerca de 200 mil muertes y más de seis millones de contagios.
En segundo lugar una confrontación racista de grandes proporciones por los excesos de las fuerzas policiacas en contra de afroamericanos.
En tercer lugar, la crisis económica derivada de esta emergencia sanitaria que si bien parece desvanecerse dejó en los primeros meses a más de 20 millones de personas sin empleo y a miles de empresas cerradas o al borde la quiebra, entre ellas Neiman Marcus, J. C. Penney, Hertz, GNC, Ann Taylor, entre muchas otras.
Bajo este panorama los candidatos presidenciales Donald Trump y Joe Biden se han trenzado en una lucha política a muerte para obtener el martes 3 de noviembre el ansiado boleto de entrada a la Casa Blanca durante los próximos cuatro años.
Tras el desastroso manejo de la pandemia por parte del Gobierno, el demócrata Biden tomó una considerable ventaja en las encuestas en los meses recientes, no obstante, a partir de la convención republicana los números de Trump comenzaron a recuperarse.
Los últimos sondeos muestran una diferencia de dos a siete puntos a favor del candidato demócrata quien ha logrado además poner en aprietos a su contrincante por varios traspiés periodísticos.
Como sabemos las elecciones en Estados Unidos no se ganan por el número de votos sino por los delegados electorales que se consiguen al ganar cada entidad federativa.
Son 50 estados y cada uno posee un número específico de delegados de acuerdo a su población y representación política, los de mayor número son California con 55, Texas con 38, Nueva York con 29 y Florida también con 29.
Los que menos tienen son Alaska, Delaware, Montana, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Vermont y Wyoming con tres delegados cada uno.
El llamado Colegio Electoral acumula un total de 538 electores y se requiere ganar 270 para obtener la mayoría absoluta.
En 2016 Trump consiguió 304 delegados contra 227 de Hillary Clinton, una diferencia de 77 electores a pesar de que la candidata demócrata superó al republicano por casi tres millones de votos populares.
Por ello las campañas se concentrarán en los estados claves para ganar la elección como Arizona, Texas, Florida, Ohio, Pennsylvania, Michigan y Georgia, en donde Trump salió victorioso en 2016 pero que ahora parecieran inclinarse hacia Biden.
Será también estratégica la lucha por la mayoría en el Senado que conservan los republicanos, con 53 escaños contra 47 de los demócratas.
Son 35 senadores quienes buscan reelegirse, 23 son republicanos y 12 demócratas.
Si estos últimos desean el control de la cámara alta necesitarán ganar un total de 16 asientos, lo cual se vislumbra harto difícil.
En caso que la economía se recupere y el Covid-19 descienda sustancialmente, Trump podría alcanzar la reelección si al mismo tiempo realiza una sólida campaña con el resto de los candidatos republicanos.
Biden parece tenerla más fácil porque en caso de triunfar será por el rechazo ciudadano hacia Trump y no tanto por la imagen y trayectoria del exvicepresidente, que dicho sea de paso no impresiona a nadie.
Por cierto, ¿quién ofrece mejores perspectivas para México?
Trump ha sido temerario en temas migratorios, pero aprobó finalmente el tratado de libre comercio y ha mantenido una relación cordial y estable con el gobierno de López Obrador.
Biden cambiaría sin duda la política migratoria y fronteriza, sin embargo, no se le recuerdan gestos especiales hacia nuestro país cuando fue vicepresidente ni tampoco se sabe que tenga buenas relaciones con sectores mexicanos.
La moneda sigue en el aire cuando faltan menos de sesenta días para la elección.
Noticia final…
Si Porfirio Muñoz Ledo obtiene a sus 87 años la presidencia de Morena entonces tendremos un Parque Jurásico en México peor al de los tiempos del PRI, cuando Fidel Velázquez y otros dirigentes políticos de la tercera edad dominaban el ambiente.
Respetamos mucho a Muñoz Ledo, pero ¿no habrá líderes jóvenes con ideas modernas y renovadoras?