¿Será la nueva “mafia del poder”?
Algo importante debe estar ocurriendo en los altos niveles del poder para que paulatinamente los empresarios más acaudalados del país vayan cerrando filas en torno al presidente mexicano.
Carlos Slim, el todopoderoso mandamás del grupo Carso, ha sido el más evidente al grado de mostrarse en días recientes demasiado cercano por no decir que sometido a las órdenes de Andrés Manuel López Obrador.
Meses atrás Slim se opuso de manera firme a la cancelación del aeropuerto de Texcoco, sin embargo hoy forma parte del clan empresarial que rodea al primer mandatario.
Lo mismo ocurre con Germán Larrea, presidente del grupo minero México, y quien en años pasados tuvo fuertes enfrentamientos con López Obrador.
Apenas en mayo del 2018, poco antes de la elección presidencial, Larrea solicitó a sus 50 mil trabajadores pensar su voto y analizar las propuestas de cada candidato, pero les urgió a no votar por un gobierno populista.
Hay que votar con inteligencia y no “con el enojo que todos compartimos”, sostuvo Larrea al indicar que un modelo económico populista implicaría un retroceso para el país porque se devaluaría la moneda y se provocarían fuertes alzas a los precios de productos y servicios.
Ni tardo ni perezoso, López Obrador respondió a Larrea con fuertes declaraciones.
Le dijo que era un “buen traficante de influencias” y que se oponía a la alternancia porque desde el gobierno de Carlos Salinas fue uno de sus principales beneficiados.
El pasado domingo en Palacio Nacional, AMLO y Germán Larrea se saludaron como dos viejos y queridos amigos.
Emilio Azcárraga Jean, presidente de Televisa, es otro de los magnates mexicanos que muy pronto se alineó a López Obrador a pesar de que en algún momento la empresa manifestó su rechazo al fundador de Morena.
Los Azcárraga han sido hábiles para capitalizar las relaciones con el poder al tiempo que ponen su poderosa infraestructura de comunicación al servicio de los gobernantes.
Emilio Azcárraga Milmo, apodado “el Tigre” por su audacia empresarial, dijo ser “un soldado del PRI” que estaba a las órdenes del presidente en turno.
El cuarto magnate incondicional de López Obrador es hoy en día el controvertido empresario Ricardo Salinas Pliego, ubicado en la lista de los hombres más ricos del mundo con alrededor de 13 mil millones de dólares.
Conocido por sus ideas conservadoras y un enemigo de la izquierda, Salinas Pliego no tuvo empacho en aliarse con el jefe del ejecutivo al grado de encabezar hoy el consejo asesor empresarial que AMLO creó en diciembre pasado, recién llegado al poder.
Por cierto, este miércoles el Wall Street Journal publicó un extenso artículo en donde involucra a Salinas Pliego y a su Banco Azteca en la compra fraudulenta de Fertinal, caso que se investiga y en donde permanece prófugo el ex director de Pemex, Emilio Lozoya.
Los otros miembros del selecto equipo de consejeros de AMLO son Bernardo Gómez de Televisa, Carlos Hank González de Banorte, Daniel Chávez Morán de Grupo Vidanta, Miguel Rincón Arredondo de BioPappel, Sergio Gutiérrez de grupo DeAcero y Miguel Alemán Magnani de Interjet.
Varios de ellos fueron afectados por la cancelación del NAIM, sin embargo todos se habrán de beneficiar tarde o temprano de los proyectos de este sexenio que apenas inicia.
En cuanto a Slim, Azcárraga, Salinas y Larrea, no debe olvidarse que sus empresas dependen de concesiones federales que periódicamente son sometidas a revisión y renovación por parte del gobierno en turno, quizás de ahí su nueva actitud dócil.
Algunas presiones al menos sutiles debieron salir de las altas esferas para que los otrora enemigos de López Obrador y miembros algunos de la llamada mafia del poder, se muestren hoy en día amigables y complacientes con el nuevo presidente.
La nueva “mafia del poder” parece estar en formación, lo interesante es que sus integrantes son prácticamente los mismos que con tanta vehemencia combatió ya saben quién.
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