Vive Sonora días intensos

El martes 29 de enero la opinión pública recibió con sorpresa el anuncio de la subasta de los estadios Héctor Espino de Hermosillo y Tomás Oroz Gaytán de Ciudad Obregón además de terrenos del gobierno de Sonora para hacer frente a la crisis financiera del Isssteson.

Esta posibilidad se manejaba de meses atrás con reacciones de todos los colores y sabores.

La idea de utilizar estos bienes para pagar los quebrantos oficiales no es mala, sin embargo el problema estriba en que se trata de salvar a un instituto estatal que sólo sirve a los funcionarios y empleados de gobiernos locales.

Además la medida se toma bajo las presiones sindicales de realizar varios paros de labores. El Isssteson padece un quebranto de 2,063 millones de pesos y un déficit de operación del ejercicio 2019 por 826 millones de pesos.? Según el secretario de Hacienda, Raúl Navarro Gallegos, con la venta de los inmuebles señalados se obtendrán unos mil millones de pesos lo que evidentemente no alcanzará ni para cubrir el 50 por ciento de las necesidades del Isssteson.

Si finalmente se aprueba la subasta de los estadios será clave llevarla a cabo a través de un mecanismo transparente y eficiente para obtener el mayor monto de recursos y evitar un transacción a modo.

El pasado jueves –31 de enero--, un comando ejecutó al comisario de Seguridad Pública de Empalme, Marco Vinicio Gálvez Gutiérrez, y dejó gravemente herido a su escolta Antonio Dominic Zazueta.

Los hechos ocurrieron a plena luz del día –una de la tarde—y cuando el jefe policiaco y su ayudante tripulaban una patrulla municipal.

Los crímenes de impacto en la región Guaymas-Empalme no son nuevos ni esporádicos, la presencia del delito organizado ha sido activa y notoria.?Horas después cuatro sujetos que viajaban en una camioneta y que portaban armas de alto poder, entre ellas un “cuerno de chivo”, fueron detenidos como presuntos autores del artero homicidio. Esperemos sean castigados con todo el rigor de la ley.

Se trata del segundo jefe policiaco asesinado en poco más de un mes en Sonora. El 24 de diciembre fue ejecutado en San Luis Río Colorado, el comandante Jorge David Ramírez. Por cierto, en SLRC han sido ejecutados cuatro comandantes en los últimos años en hechos que hasta la fecha permanecen impunes.

A dos mil kilómetros de distancia, el sábado por la tarde, quedó en libertad el ex gobernador Guillermo Padrés tras más de dos años de prisión en el Reclusorio Oriente.

Estará bajo libertad condicional utilizando un brazalete de localización. La noticia provocó profundo malestar entre buena parte de la población sonorense, especialmente en las filas priistas.

Al mismo tiempo se desató algarabía y muestras de solidaridad entre panistas y ex colaboradores de su sexenio 2009-2015.

La entrega y posterior juicio de Padrés no es poco cosa. Se trata del único ex gobernador sonorense que pisó la cárcel y fue sometido a un proceso complejo y tenso a lo largo de dos años.

Pocos meten la mano al fuego por Guillermo Padrés, sin embargo, hay que decir que la ley no es pareja porque lo que sobran en Sonora son ex funcionarios corruptos.

Padrés mantuvo en prisión un largo silencio hasta el pasado 23 de diciembre cuando denunció en una grabación ser víctima de una persecución política por parte del gobierno de Peña Nieto que incluyó, entre otras cosas, la detención por nueve meses de su hijo.

El ex gobernador salió de la cárcel con una barba larga y canosa, una coleta y visiblemente delgado. Mandó un mensaje efusivo a sus amigos que concluye con estas palabras: “ya estoy libre cabrones, agárrense hijos de la chingada”.

Dependerá mucho de la actitud que asuma Padrés y su grupo para que el PAN en Sonora recupere o pierda todavía más espacios. Lo cierto es que su presencia en la entidad inquietará a más de uno por lo que sus opositores seguirán presionando para que vuelva a prisión y regrese los fondos que al parecer se llevó del erario estatal.

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