Caso Balenciaga: la línea delgada entre el perdón y el olvido
Al día de hoy nos es imposible negar el caos y la desesperanza que Balenciaga sembró en todas y cada una de las personas que alguna vez creyeron en ella, después de dar a conocer sus últimas campañas publicitarias se desató el terror en la industria de la moda, donde parecía ser que el bondage y los niños lo protagonizaban. Luego de un tiempo de excusas, disculpas públicas e intentos fallidos por limpiar su nombre, la firma decidió sacar su “as” bajo la manga.
El diseñador georgiano Demna Gvasalia, director creativo de la casa desde octubre de 2015 salió a romper el silencio hace unos días junto a Cédric Charbit, presidente y director ejecutivo de la firma, ambos condenaron el mensaje subliminal que se les ha venido atribuyendo al contenido de sus dos últimas campañas publicitarias, al mismo tiempo que pedían, de nueva cuenta, disculpas públicas. Ésta nueva clemencia se posiciona en la enésima que entonan de la adopción de una serie de nuevas medidas por parte de la casa de moda.
Desde el inicio de esta situación, toda persona perteneciente a la firma no ha dudado en defender el nombre de la empresa pero ¿por qué después de meses los altos mandos tuvieron que dar la cara? ¿por qué esperar a último momento? ¿no debían ser ellos los primeros en salir? quedan muchas dudas por resolver, y entre más pasa el tiempo, menos congruencia tienen las acciones que implementan. Es evidente que una de las primeras estrategias que tomarían para seguir manteniendo en la cima a Balenciaga sería a través del marketing, sin embargo, el miedo los invadió y olvidaron lo más importante, tomar medidas estrictas contra los responsables antes de pedir perdón.
Al igual que en la política, las élites de las grandes casas de moda, le temen a perder el poder que han adquirido en su trayectoria y para no tener que soltarlo suelen culpar al de enseguida, justo así se manejó Balenciaga, condenó hasta el cansancio a su equipo de producción y cuando no quedó otra opción, los altos mandos salieron a dar la cara. Únicamente por esta ocasión, el orden de los factores si alteró el producto.
Firmando el último capítulo del controvertido episodio sobre las polémicas campañas de Balenciaga en los últimos días, y acompañado de las miles de disculpas, anunciaron la creación “con efecto inmediato”, de un nuevo consejo de imagen que se responsabilizará, a partir de ahora, de evaluar la naturaleza de todo el contenido que genere la marca, desde su fase de concepción hasta el resultado final, y sobre todo poniendo especial atención en sus implicaciones legales, de diversidad y de sostenibilidad.
De acuerdo a la responsabilidad que asumen en su comunicado, nos agradé o no, el equipo que compone Balenciaga ya hizo su parte, nos toca a nosotros seguir de cerca su trabajo, y por “seguir” no me refiero a consumir o apoyar, sino realmente cerciorarnos de que están cumpliendo su palabra. Queda en nosotros decidir si merecen el perdón o el olvido, nos toca a nosotros condenar y mantener la justicia de parte de quien la merece.
Desde luego, a partir de ahora es un proceso que tomará tiempo, es nuestra responsabilidad acompañar con lupa sus pasos, pues después de pronunciar sus “estrictas medidas” limitaron su margen de error, y nos tocará a nosotros recordarles que no pueden volverse a equivocar con el mismo tema. Antes de ponerle fin a este capítulo, recuérdate cada vez que veas que Balenciaga vuelve a renacer de las cenizas como un fénix: “no es apropiado y mucho menos aceptable que niños sean utilizados para promocionar objetos bondage”, los niños no se tocan.