Agandalle oficial del auxilio civil
El desprecio del presidente López Obrador por la sociedad es tan profundo que, contra la Ley General de Protección Civil, la margina del auxilio a los afectados por Otis.
Dijo el jueves:
“Queremos que la distribución de las despensas las hagan la Secretaría de la Defensa y la Secretaría de Marina, no las autoridades civiles ni del Gobierno federal ni del Gobierno estatal ni del Gobierno municipal y mucho menos organizaciones sociales llamadas no gubernamentales o de la sociedad civil, para que nadie se aproveche de la necesidad de la gente. En forma directa se va a atender a todos los damnificados de Acapulco…”.
Como si las donaciones fueran del gobierno.
Y al día siguiente:
“Es importante lo que dio a conocer el general (Luis Cresencio Sandoval), que es un acuerdo con la Secretaría de Marina, que el apoyo que se está enviando se procure entregar a Marina y a Defensa y que no se lleve directo a Acapulco, que podamos acopiar todo el apoyo en Chilpancingo para no saturar la autopista (…). No es conveniente que transiten muchos vehículos por Acapulco (…). Entonces, es mejor que todo el apoyo llegue a Chilpancingo y de ahí se traslade a Acapulco…”.
Tan insólita disposición genera desconfianza e inhibe las donaciones, en particular por la experiencia, relativamente reciente, de que alimentos y enseres para las víctimas del terremoto en Turquía que fueron confiados por particulares al gobierno de Ciudad de México terminaron puestos a la venta en mercados públicos.
Las reacciones del oficialismo a la tragedia en Acapulco y municipios aledaños exhiben una evidente desorganización y falta de comunicación a grado tal que el vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez Cuevas, "exeó" este domingo a mediodía:
“Circulan en redes versiones falsas de que se impide la entrada de ayuda a Acapulco. Cualquier persona puede llevar ayuda al puerto de Acapulco. Pueden dejarla en Chilpancingo o llevarla directamente al puerto. Esas noticias falsas buscan desprestigiar la labor del Gobierno federal”.
¿Acaso no se enteró de lo que su jefe dijo y enfatizó en dos ocasiones? ¿Por qué la insistencia del Gobierno en victimizarse?
La concentración de las despensas en las Fuerzas Armadas crea la ilusa idea de un “gobierno magnánimo” y pasa por alto la clave de la Protección Civil que se venía aplicando desde el terremoto de 1985, con el concurso del Gobierno (en sus tres niveles), la iniciativa privada y la sociedad.
El artículo 26 de la ley mandata:
“Fomentar la participación comprometida y corresponsable de todos los sectores de la sociedad en la formulación y ejecución de los programas destinados a satisfacer las necesidades de protección civil en el territorio nacional”.
Por definición, protección civil implica esos tres sectores y por esto el logotipo de la institución es un triángulo, ya que si faltara uno de ellos el auxilio sería imposible.
La Ley General de Protección Civil es clara y define la acción solidaria y participativa, no exclusiva o monopólica.