Buscar a Catarino, lo menos urgente
Con cifras oficiales cada vez más turbias que van de sospechosos 12 mil a 94 mil y hasta 111 mil desapariciones de personas –a las que deben sumarse como 55 mil sin identificar en fosas comunes de panteones municipales o cuyos despojos permanecen refrigerados–, el envío de una veintena de militares a una isla de Panamá para dar con los restos de un tamaulipeco precursor de la revolución escasamente conocido pero a quien el presidente López Obrador dedicó un libro, contrasta con el deficiente desempeño del gobierno en la localización de desaparecidos en México y su pichicatero apoyo a los indignados colectivos de madres buscadoras.
El personaje se llamó Catarino Erasmo Garza Rodríguez, muerto en el archipiélago Bocas del Toro hace 129 años.
La instrucción al personal de la Secretaría de la Defensa se produce cuando se ha vuelto airada y desesperada la exigencia de familiares, grupos sociales y defensores de derechos humanos para que se incremente el despliegue de agentes ministeriales en la localización de miles y miles de hijos, padres, madres y hermanos, de quienes se ignora su paradero pese a que ascienden a un número que alarma (sólo en este sexenio van 47 mil).
Nacido cerca de Matamoros, Catarino emigró a los 18 años y vivió en varias ciudades texanas publicando periódicos antiporfiristas. Encabezó una fallida “revolución Garza” que fue sanguinariamente reprimida y denunció también abusos de "la tira" gringa contra mexicanos. Fue detenido y herido por los rangers y en cuanto pudo huyó a Costa Rica. Se unió a un grupo de alzados en la guerra civil colombiana de 1895 y el 8 de marzo de ese año, a los 35 de edad, fue muerto al tratar de liberar a prisioneros en la isla que conocerán los militares mexicanos para buscar sus restos en alguna fosa común.
“La Cámara de Senadores concede autorización al Presidente para permitir la salida fuera de los límites del país de una delegación compuesta por 20 elementos de la Sedena, a efecto de que participen en apoyo al personal especialista de la Comisión Nacional de Búsqueda de la Secretaría de Gobernación en los trabajos de excavación arqueológica a realizarse en la Isla (sic) de Bocas del Toro, Panamá, en el periodo comprendido del 25 de enero al 7 de marzo de 2024”, refiere la solemne autorización.
Para esa misión, el presidente ordenó enviar un avión de la Fuerza Aérea que trasladará a los soldados y los civiles.
La inclusión de la cuestionada Comisión Nacional de Búsqueda sorprende y la senadora Laura Ballesteros Mancilla da en el clavo:
“No se destinan los recursos humanos ni económicos suficientes para apoyar las labores de búsqueda en el país y se sabe también que el Ejército es responsable en parte de estos problemas de desaparición forzada…”.
Con tal estigma, es cuando menos de pésimo gusto hacer que la CNB trabaje en equipo con militares porque, como recordó la legisladora (de MC), esto contraviene los principios de búsqueda adoptados por el Comité de Naciones Unidas contra la Desaparición Forzada…