Fuerzas Armadas, Sociedad Anónima
De los militares, Carlos Slim dijo el lunes:
“Son excelentes, pero creo que ya es demasiado. Por ejemplo cuando se les invitó a participar en la construcción fue muy bueno porque hay buenos ingenieros militares y es bueno que, en lugar de estar en el cuartel, estén trabajando, pero es demasiado...”.
Al día siguiente, el presidente López Obrador expresó su discrepancia:
“Yo no lo comparto porque a lo mejor se desconoce que el Ejército (también la Marina Armada) tiene cinco misiones…”.
Dudo que Slim las desconozca y más que le parezcan “demasiado”.
En rigor, sus legítimas funciones son: defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación; garantizar la seguridad interior; auxiliar a la población civil en casos de necesidades públicas; realizar acciones cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país y, en caso de desastre, prestar ayuda para el mantenimiento del orden, auxilio de las personas y sus bienes y la reconstrucción de las zonas afectadas.
AMLO las entiende así:
“Proteger nuestra soberanía; garantizar la seguridad interior; apoyar en todo lo que tiene que ver con el desarrollo social (…). La cuarta es en la que más nos hemos respaldado: la construcción de obras que tienen que ver con el desarrollo de México. Yo tuve la suerte, la fortuna, de que encontré que había un equipo de ingenieros militares importantísimos, buenos profesionales, trabajadores, honestos, de primera (…). ¿Quién hace un aeropuerto de calidad internacional, ya no hablemos del Felipe Ángeles, que lo hicieron en dos año y medio, el de Tulum, que lo hicieron en un año cinco meses?, ¿quién? Ni nuestros amigos que son tan eficaces y trabajadores y ejemplo mundial, nuestros amigos de China, hacen eso. La quinta misión es el auxilio a la población en casos de desastre…”.
Sin embargo deduzco que el exceso a que se refirió Slim es que se les asignó una sexta misión impropia de militares, como la administración de puertos, aeropuertos, ferrocarriles y aduanas.
Y en el sexenio de la turbiedad camuflada de “seguridad nacional” se les permitió gestionar negocios de aerolíneas, hoteles, desarrollos turísticos y hasta el arrendamiento de locales comerciales, convirtiéndolas en virtuales Fuerzas Armadas, SA, lo cual entraña el altísimo riesgo de corrupción.
A partir de junio de 2022, la Sedena preside un consorcio de tres sociedades anónimas para operar las obras emblemáticas de López Obrador y está facultada para cobrar los dividendos.
Esas empresas manejan, por ejemplo, el Grupo Aeroportuario, Ferroviario y Servicios Auxiliares Olmeca-Maya-Mexica, Tren Maya, así como los aeropuertos de Palenque y el Aeropuerto Internacional de Tulum.
Dicen los enterados que si el Ejército fuera una persona física sería el tercer empresario más rico de México después de Carlos Slim y Germán Larrea (a mediados del año pasado se calculaba en 15 mil millones de dólares que quizá ya son 20 mil).
En efecto, el papel que desempeñan las Fuerzas Armadas, por decir lo menos, “es demasiado…”.