Derogar para empezar a dialogar
López Obrador da por hecho lo que no ha ocurrido ni sucederá: que la titular del Poder Judicial de la Federación le cederá 15 mil millones de pesos de 13 fideicomisos:
“Miren la actitud de la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, muy bien su respuesta. Claro que tenemos diferencias, pero por encima de nuestras diferencias tiene que prevalecer siempre el interés general, el interés del pueblo”, dijo en su conferencia de ayer.
“Celebro lo que decidieron: que los 15 mil millones de pesos del fideicomiso (sic) se destinen para apoyar a los damnificados de Acapulco. Lo veo muy bien. Ya la decisión importante es que por escrito la presidenta de la Suprema Corte se comprometa a que van a entregar a los damnificados los 15 mil millones de pesos, hay un escrito…”.
- Pero no lo dice así –se le hizo notar.
“¿Cómo…?”.
- Dijo la ministra lo que está en la carta, Presidente: ‘es una alternativa real que nos permitirá actuar como Estado, en defensa de su población…’.
Y es que la señora sólo acusó recibo de la propuesta de AMLO, en el sentido de catafixiar los fideicomisos por la aprobación íntegra del presupuesto solicitado por el PJF para 2024.
Nada, en absoluto, dice de los 15 mil millones.
Embrollo mayor si se repara en que Piña, en el mismo escrito, enfatiza:
“Como lo he manifestado antes, en el Poder Judicial Federal estamos obligados a garantizar los derechos de todos los integrantes de nuestra institución” (al menos seis de los 13 fideicomisos amparan derechos laborales de aproximadamente 45 mil trabajadores dispuestos, como ya se vio, a suspender labores en defensa de lo suyo).
15 mil millones es una suma de lo más alegre porque, en el mejor de los casos, el PJF podría renunciar a los fideicomisos referidos a muebles, inmuebles o cosas, pero no a los que garantizan conquistas laborales de sus servidores públicos.
A lo más, la Tesorería de la Federación se agandallaría seis mil quinientos millones de pesos, según cálculo del senador del grupo plural, Germán Martínez.
Los voceros oficiales y oficiosos imaginan que la ministra está claudicando y se dobla ante el Ejecutivo, pero la señora sólo recogió el guante que lanzó AMLO para emplazar a un diálogo republicano y encontrar una salida al problema que engendró la venenosa iniciativa de extinción de los fideicomisos.
Su muerte se decidió sin respetar los tiempos de la oposición para discutir el complejo tema ni discutir las compresibles reservas.
Pero ya desde el escandaloso chateo con el senador Alejandro Armenta la ministra dejó claro que es “directa y frontal”. En su carta a López Obrador lo es, pero sólo en que dialoguen los Tres Poderes que componen el Supremo Poder de la República, o sea como Estado, en beneficio de los damnificados.
Ahora que, con los litigios echados a andar, lo mejor será que el Congreso derogue la desaparición de los fideicomisos para comenzar a desenredar el problema.
Y ojo, pero mucho ojo: la ministra Piña podrá decir y hacer lo que quiera, menos violar o permitir que se viole la Constitución…