Las ligas que estiró Ebrard
Marcelo Ebrard está exponiendo un asunto que sabe que acarrea consecuencias y lo hace para asegurarse una posición de fuerza cuando el elector más importante defina que es Claudia.
Su denuncia sobre el desvío de recursos públicos desde el gabinete presidencial en apoyo de Sheinbaum difícilmente frenará la postulación de la exjefa de Gobierno pero, como el excanciller no romperá con Andrés Manuel López Obrador, ¿qué lo impulsó a poner en teórico riesgo de cárcel cuando menos a la secretaria federal del Bienestar, Ariadna Montiel Reyes?
Los señalamientos implican un saqueo al erario que las mayorías legislativas morenistas y morenianas resolvieron clasificar como delito grave, de modo que se han abierto los canales para levantar denuncias penales y de que, aun sin éstas, la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales persiga de oficio a quienes considere responsables (por más que este escenario sea improbable, dada la incondicional cercanía del titular, Agustín Ortiz Pinchetti, y de su esposa igualmente lópezobradorista, la ministra Loretta Ortiz, con el Presidente de la República).
No obstante, la presentada ante el INE por Movimiento Ciudadano y las que pueden promover los diputados que simpatizan con Marcelo (se habla de hasta 120 de Morena, el Verde y el PT) anticipan que el caso, fatalmente, llegará al Tribunal Electoral del Poder Judicial y de aquí pase al Ministerio Público Federal (aunque muy probablemente determinaría éste que “no hay” elementos para encarcelar a nadie).
¿Qué busca entonces Ebrard?
En 2000 declinó en favor de AMLO (competía por el extinto Partido Centro Democrático) para la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal y en 2012, pudiendo patalear contra una encuesta sospechosa, dejó pasar a López Obrador para disputar la Presidencia que ganó Enrique Peña Nieto.
Seguro que a Marcelo Ebrard le puede, y mucho, pero no se atreve a inculparlo, que su carnal de Palacio olvidara esos gestos de lealtad y prefiera que Sheinbaum lo releve.
Este sábado dijo a El País:
“Dudo mucho que el Presidente autorizara esas cosas. Lo conozco muy bien (…). La apelación que yo hago no es al Presidente…”.
¿Qué busca, pues?: asegurar el liderazgo de los futuros senadores morenistas y pactar un titipuchal de posiciones para su gente en los distintos cargos de elección del año próximo (en la cena de “la unidad”, López Obrador ordenó que quien quedara en segundo lugar de la encuesta será coordinador en el Senado, el tercero en la Cámara de Diputados y al cuarto se le dará hueso en el futuro gabinete).
Así, Ebrard mantendrá (impensable que acepte subordinársele) una sana distancia con Sheinbaum y podrá negociar candidaturas a senadurías, diputaciones federales y locales, gubernaturas y presidencias municipales.
El convenio evitaría que la liga reviente con el encarcelamiento de la titular de Bienestar, o que la claudista fiscal Ernestina Godoy active un expediente penal contra Marcelo por la Línea 12…