La ONU al quite; no pudo la 4T
La oficina de Proyectos de la ONU comprará para el sistema público mexicano medicamentos, vacunas y equipos a través de licitaciones internacionales: 384 claves de patente por 32 mil millones de pesos, en la idea de que así combatirá “la corrupción” y el desabasto.
El presidente López Obrador afirmó:
“Hay constancia de que había 10 empresas que acaparaban lo relacionado con la venta de medicamentos y tenían hasta representantes en el interior del Gobierno que los defendían, al grado de que nos llevó muchísimo tiempo enfrentar esas resistencias”.
Lo que no consta son investigaciones ministeriales ni empresas o personas imputadas ante el Poder Judicial.
A mediados de julio, AMLO anticipó la medida porque “no vamos a estar como rehenes de grupos que hacían su agosto, que lucraban, que vendían medicamentos hasta adulterados, caducos; que acaparaban todas las compras del Gobierno, de medicamentos; laboratorios muy famosos que pensaban que por tener buena relación con los medios de información y con campañas de desprestigio al Gobierno, que nos iban a doblegar…”.
La determinación parte del prejuicio, un mal diagnóstico y la improvisación: En el IMSS había un área donde alrededor de 300 personas calificadas planeaban las compras con un año de antelación.
Estudiaban oferta y demanda para 5 mil puntos de entrega (almacenes, hospitales, clínicas), enlistando las adquiribles y calendarizaban tomando en cuenta “redes de frío” para la preservación, detectando laboratorios y cantidades de medicamentos e insumos: para los de patente (monopolio natural) se negociaba el mejor precio posible (un comité ex profeso encauzaba todo hacia un proceso consolidado de licitación) y los genéricos se licitaban con empresas nacionales que concursaban (en 2018, el IMSS amarró para 2019 cerca de 80% de todas las compras con importantes ahorros y sin recurrir al extranjero ni satanizar a las plantas establecidas aquí).
Pero ¡chin!, la 4T quitó al IMSS la responsabilidad y la pasó a la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda (carente de personal experimentado) y puso a la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios en manos de un pediatra sin práctica en regulación, administración y gerencia, de suerte que a principios de este año (sin pandemia) la Cofepris tenía rezagados más de 20 mil trámites y permisos de importación y fabricación.
Viñeta ilustrativa: sancionaron al comercializador que tenía el contrato mundial para México de las vacunas contra el sarampión y el país quedó fuera de la fila de compradores.
Muy poco en salud pública está saliendo bien, todo es culpa de distribuidores y laboratorios y por eso México, guiado por la ONU, se va de shopping al extranjero, pero no necesariamente a donde hay reguladoras confiables (como la estadounidense, la europea, la canadiense o la japonesa), porque la modificación a la ley permite comprar donde sea (Argentina, Sudáfrica, India), quizá sin regulaciones de peso y sin Cofepris.