Porquerías y analogías
Aunque en el video que muestra bolsas de fajos de billetes no se alude al “origen y destino” del dinero, Emilio Lozoya se asume como el remitente.
Asegura que con varias entregas parecidas fue “comprado” el voto de legisladores (en su mayoría del PAN pero también del PRI) para que se aprobaran las reformas estructurales, sobre todo la energética.
También afirma que los sobornos que recibió de Odebrecht fueron, en 2012, para la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.
Más allá de la credibilidad y grado de probanza que alcance la versión del ex director de Pemex, la videograbación y sus dichos exhiben un caso de evidente, indignante, escandalosa corrupción.
Con diferentes formas y montos, los videos y el audio revelados por Carlos Loret de Mola desnudaron otro financiamiento ilegal para la campaña presidencial, en 2018, de Andrés Manuel López Obrador.
A diferencia del “lozoyazo”, aquí no se requiere de algún escrito para entender de qué se trató: David León, colaborador entonces del gobernador de Chiapas, el “verde” Manuel Velasco, entregó bolsas y sobres con dinero, durante un año y medio cuando menos, a Pío López Obrador, operador político de su hermano en el sureste, escuchándosele decir que de ese dinero subrepticio estaba enterado quien hoy es el Presidente de México.
Si comparativamente fue menor la cantidad, se trató igualmente de un acto delictivo, agraviante y bochornoso que se llama corrupción.
En su “mañanera” del viernes, López Obrador pidió a su hermano y al ex coordinador nacional de Protección Civil (fugaz “nominado” para dirigir el sistema de distribución de medicamentos en el país) explicar sus actos ante la autoridad, y les aconsejó no recurrir al amparo de la justicia federal.
Una buena “bajada de balón” que echó a perder al establecer una inadmisible analogía con la insurrección maderista para justificar los cohechos que recibió del gobierno de Chiapas:
“La Revolución Mexicana ‘también se financió con la cooperación del pueblo”’, dijo.
Y a la evocación de sucesos antiguos pero más vetustos, para defender actos diáfanos de corrupción, se sumó la historiadora Beatriz Gutiérrez, su esposa, al decir que Leona Vicario “también dio dinero y no la grabaron. Me gustaría ver el video de cuando daba dinero para que todos pudieran comer en los campamentos y ‘lucháramos’ por la Independencia”.
Desde luego no: los alzados de 1810 y 1910 no gozaban, como el partido de AMLO en 2018 (y los demás contendientes) de financiamiento del Estado.
Y si bien aquellos fueron apoyados “por el pueblo”, muchos recurrieron al asesinato, la extorsión y el saqueo para hacerse de pertrechos, comida y poder.
Seguro que para la imaginaria “coperacha popular” David León jamás boteó en mercados y calles de las miserables aldeas chiapanecas.
Con la lógica de tan desafortunados símiles, el balconeado Pío López Obrador sería equiparable al hermano de Francisco, el sacrificado también, Gustavo Adolfo Madero...