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El quiebre de lanzas ensordece: la 4T va sobre los “adversarios” y “corruptos” que gobernaron 18 años, bien como subordinados de tres expresidentes o contra los propios Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
La cacería no se limita a panistas y priistas, sino a perredistas y apartidistas exfuncionarios y técnicos en distintas disciplinas, incluidos expolicías prominentes y veteranos de la seguridad nacional.
El abanico de supuestos criminales que de manera sumaria se dan ya por culpables es tan amplio como incalculable el número de exservidores públicos implicados en la desaparición de normalistas de Ayotzinapa, la llamada “estafa maestra”, los sobornos de Odebrecht, la compra “inflada” de una planta de fertilizantes, la polvorienta operación “rápido y furioso” y hasta el ilusorio “narcoestado”, del que Jorge Fernández Menéndez publicó en “Excélsior” de ayer:
“Decir que México fue un narcoestado puede ser publicitariamente útil, pero las palabras son muy poderosas, hay que tener cuidado en cómo se utilizan. Si el México del pasado inmediato fue un narcoestado, también podría serlo en el presente, porque en el ámbito de la seguridad no han cambiado mucho las cosas, más bien, al contrario. Y los costos de esa definición pueden ser altísimos en el terreno diplomático, económico, comercial y de seguridad”.
A la reacción sobre los graves señalamientos presidenciales y el desafío para que si no tiene pruebas mejor se calle, Andrés Manuel López Obrador dobla su apuesta:
“Ayer se enojó el expresidente Calderón conmigo. ¿Yo qué culpa tengo? Si no es conmigo, es con el juez de Estados Unidos. García Luna fue su Secretario de Seguridad Pública y todos los que están siendo señalados ahora, Palomino, Pequeño, hasta los premiaba. ¿Que porque saludé yo a la mamá de Guzmán Loera? Pues ‘la volvería a saludar’ si la encuentro, ahora ya no de mano porque no puedo. Pero, ¿cómo no voy a saludar a una anciana? ¿Que se liberó al hijo de Guzmán Loera? Pues sí, yo tomé la decisión porque no quise que perdieran la vida cientos de personas, eso lo asumo. Pero que él ‘nos diga todo lo que sabe’ sobre García Luna porque fue su Secretario de Seguridad Pública”, insistió.
Pues lo más seguro es que no supiera nada Calderón, como tampoco Mike Vigil, el exjefe regional de la DEA en México y Centroamérica, quien me reitera que durante 12 años nunca tuvo mejor relación y mayor confianza que con quien encabezó la Agencia Federal de Investigación en el foxiato y la SSP durante el calderonato, ni la exembajadora Roberta Jacobson y todas las agencias estadounidenses y del resto del mundo que hicieron equipo antidrogas con el exsecretario.
Contra la vacilada de que López Obrador y Peña Nieto “pactaron”, el fiscal Gertz dejó ayer claro que van tendidos contra el expresidente y su secretario de Hacienda, Luis Videgaray.
A comprar palomitas.
Sobre la ruina nacional se levanta un colosal circo.