Todos los caminos conducen a Cocula
Con el hallazgo del material que permitió identificar a Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, tercero de los 43 normalistas de Ayotzinapa (los otros son Alexander Mora y Jhosivani Guerrero) originalmente desaparecidos, el fiscal especial Omar Gómez Trejo apuntala tres antiguas versiones: la de la extinta PGR, cuyo extitular advirtió repetidamente que en el basurero de Cocula había sido quemada una gran cantidad de personas pero no podía precisarse cuántas y las confirmaciones de esto mismo hechas por el Equipo Argentino de Antropología Forense y la finada Oficina Especial de la CNDH para el caso Iguala.
En diciembre de 2014, precisamente en la barranca que llaman “la carnicería”, se dio con huellas de una hoguera y restos humanos.
Los peritos oficiales y el EAAF analizaron el sitio que, por cierto, aparece en declaraciones que constan en el expediente de la verdad histórica.
De manera reiterada, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la CIDH insistió en que en “la carnicería” no había pasado nada y buscó en otros lugares asistido por su entonces secretario ejecutivo, hoy fiscal especial, Omar Gómez Trejo.
Los investigadores de la FGR volvieron a esa barranca, separada por 800 metros del repudiado basurero de Cocula.
Del poco detallado informe de ayer sobresale la coincidencia con lo dicho por el extitular de la Oficina Especial de la CNDH, José Trinidad Larrieta Carrasco, de que pudieron ser varios lugares donde habrían sido ultimados los normalistas.
Insuficiente y ambigua, la conferencia incluyó la mentira de que la PGR había “cerrado” el caso (la averiguación siempre ha estado abierta) y en ella los periodistas no tuvieron oportunidad de preguntar.
Fue significativo que para informar de un tema tan relevante dejaran solo a Gómez Trejo, quizá porque el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, no puede garantizar que no haya marrullerías en el manejo de las muestras recuperadas y fueron Omar y el EAAF quienes llevaron las muestras a Austria.
Los dos representan la corriente que rechaza la verdad histórica y por esto el sospechosismo de que el fragmento de Christian sea en realidad uno de los más de 63 mil que el perseguido Tomás Zerón recuperó del basurero y el Río San Juan.
El nuevo hallazgo abre una incógnita morbosa: la presidenta de la CNDH, Rosario Piedra, no admite que se dé por muerto a ningún desparecido.
Si los padres de los 43, sus representantes, el EAAF y el GIEI pusieron en duda la identificación genética de Jhosivani, ¿por qué aceptan hoy los de Christian, sobre todo cuando se ocultan los niveles, grados o porcentajes de falibilidad o certeza de la nueva identificación?
Los restos del basurero y el río corresponden al menos a 19 personas (EAAF) o a 21 (CNDH).
Si en “la carnicería” se halló el fragmento de Christian, todo sigue siendo compatible con el basurero.
Y lo más intrigante: ¿por qué nada se dice de los 114 restos óseos que la CNDH recomendó hace año y medio se enviaran a Innsbruck…?