Chile: el rechazo al extremo
Chile fue un caso extraño por décadas en el escenario latinoamericano por su estabilidad económica, política y social. Fue bautizada como la “Suiza americana”, pese haber padecido una férrea dictadura militar por 17 años. El regreso a la democracia fue pactado y respetado, sin turbulencias, pero con muchos pendientes no atendidos de quienes padecieron los crímenes y el desprecio a los derechos humanos de ese régimen.
Pasaron muchos años de estabilidad y crecimiento económico constante, sin crisis mayores, con cambios de partidos políticos y de ideologías en el gobierno. Por ello el mundo se sorprendió con las revueltas de 2019, iniciadas por un asunto aparentemente con poca trascendencia como era el aumento a la tarifa del metro. Ello destapó la inconformidad guardada.
Pero había causas para el malestar. Detrás de la supuesta estabilidad, se fue dando una creciente desigualdad. Según la Cepal, 1% más adinerado de este país se quedó con 26.5% de la riqueza en 2017, mientras que 50% de los hogares de menores ingresos accedió solo 2.1% de la riqueza neta del país.
"Hubo un gran crecimiento de la clase media, pero está precarizada, tiene bajas pensiones, altos niveles de deuda, vive mucho del crédito y tiene sueldos muy bajos. Es una situación donde el día a día es precario, vive con incertidumbre” (https://bbc.in/2qxhNFR).
De las revueltas se pasó a la falta de respuestas del gobierno de Piñera, caracterizadas por la falta de empatía, la tecnocracia pura y la represión. Ello alentó el crecimiento de un movimiento de estudiantes que retomaron la agenda de la gente que urgía nuevas respuestas a su mala situación económica.
Una salida a la crisis fue realizar un plebiscito para consultar a los chilenos si querían o no una nueva Constitución, frente a la polarización y la falta de acuerdo. El 25 de octubre de 2020, votó un contundente 78% a favor de que se elabore una nueva Constitución.
Así también el diciembre de 2021 se eligió a Gabriel Bóric, un líder estudiantil metido a la política, por la coalición Apruebo Dignidad como el presidente de Chile más joven (36 años) y con el mayor número de votos que significó 55.8%. Cargado de una agenda de grandes cambios y expectativas de sus votantes, Bóric inicio con la difícil tarea de gobernar, lo cual lo ha llevado a oscilar de niveles iniciales de aprobación de 56% al 34%.
En paralelo avanzó la Convención Constitucional con la nueva carta magna, misma que contiene propuestas controvertidas que disparó la polémica, el debate y la polarización. El nuevo texto constitucional propuesto en el plebiscito del pasado domingo propone un “estado democrático, con democracia representativa y reforzada con modalidades de democracia directa; un estado social de derecho; derechos sociales, protección de una naturaleza de la que formamos parte; descentralización del país (https://bit.ly/3qf43Lh)".
Considera un estado ecológico y de una “democracia paritaria”, establece una nueva relación de los pueblos originarios con el Estado chileno con la declaración de un estado plurinacional. También considera una nueva “juridicidad para una parte de la población, los pueblos indígenas, y otra para el resto de la población”. Desaparece el Senado y crea una nueva Cámara de Regiones para resolver temas de coordinación y colaboración entre las regiones del país.
El resultado de la consulta fue contundente: 61.8% rechazó la nueva constitución.
Mas allá de las acusaciones de campañas sucias, manipulación y noticias falsas; los resultados dejan en claro que los chilenos decidieron dejar atrás el extremo y hacerse más del centro. Todo indica que les preocuparon tantos cambios al mismo tiempo y al parecer prefieren una ruta de reformas.
Ante el resultado, el presidente Bóric declaró: “El pueblo chileno no quedó satisfecho con la propuesta que presentó la Convención Constitucional. Recojo con mucha humildad este mensaje y lo hago propio. Hay que escuchar la voz del pueblo". Todo parece indicar que los chilenos rechazaron el extremo, y que su presidente así lo entiende. Parece que tendremos la oportunidad de seguir aprendiendo de los chilenos.
MARCO A. PAZ PELLAT
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