Imaginando un nuevo mundo: progreso, democracia y creatividad
En un mundo donde el Producto Interno Bruto (PIB) se ha convertido en el barómetro del éxito de una civilización, la perspectiva del historiador y ensayista alemán Philipp Blom ofrece una visión refrescante y provocadora.
Blom, autor de obras notables como La fractura. Vida y cultura en Occidente. 1918-1938 y El motín de la naturaleza, argumenta que esta medida económica no sólo es inadecuada, sino “la más estúpida que se pueda tomar”. Su enfoque invita a repensar los paradigmas actuales, utilizando la creatividad y la imaginación para forjar un futuro distinto y más esperanzador.
Actualmente, las democracias liberales enfrentan una crisis significativa. La amenaza del colapso ecológico pende sobre nuestra existencia, complicada aún más por la complejidad y el cambio constante del mundo moderno. Muchas personas, abrumadas por esta realidad, se refugian en la nostalgia de un pasado idealizado. Sin embargo, Blom insiste en que sólo a través de la creatividad y la imaginación podremos encontrar nuevos paradigmas que nos permitan enfrentar estos desafíos.
Este pensador describe nuestra era como una de “infantilización progresiva”, en la que el bombardeo constante de información y la necesidad de estar perpetuamente conectados nos impiden dedicar tiempo a la reflexión o al aburrimiento creativo. Esta saturación de estímulos limita nuestra capacidad para desarrollar ideas innovadoras y profundas.
Según Blom, nos encontramos en una revolución no sólo política, sino también impulsada por la naturaleza. La economía actual, basada en prácticas insostenibles y destructivas, debe ser reemplazada.
Sin embargo, los intereses de poderosos y ricos se resisten a este cambio, intensificando así el desastre ecológico. El autor sugiere que la humanidad se encuentra abrumada por sus propias tecnologías y sus efectos secundarios, lo que dificulta una respuesta constructiva y rápida a estos desafíos.
Enfatiza la importancia del arte y la creatividad para ayudarnos a imaginar nuevos mundos y posibilidades. Ejemplifica esto a través del impacto de figuras literarias y filosóficas como Harold Bloom, Friedrich Schiller y Bruno Latour, quienes nos desafían a ver el mundo con nuevos ojos y a expresarnos con un lenguaje renovado.
Aborda la idea del decrecimiento económico como una posible solución a nuestros problemas actuales. Si bien esta idea es atractiva, advierte que puede no ser realista o suficiente para sustentar estructuras democráticas y sociales esenciales. El autor sugiere que, aunque el decrecimiento puede ser ideal en teoría, puede no ser viable en la práctica dada la complejidad y las demandas del mundo real.
El pensamiento populista, según Blom, podría definir las próximas décadas. Critica la perspectiva liberal que desestima a los populistas como ignorantes o resentidos, e insta a comprender las raíces de sus preocupaciones. Blom señala que la creciente desigualdad y la percepción de que la democracia liberal ha fallado en cumplir sus promesas son factores clave en el auge del populismo.
El historiador se refiere al concepto de “modernidad líquida” de Zygmunt Bauman para describir cómo la velocidad y el cambio constante en la tecnología y la sociedad hacen que muchas personas se sientan desorientadas y nostálgicas por un pasado percibido como más simple y seguro. Sin embargo, alerta que este anhelo es un callejón sin salida, ya que la historia no funciona de manera retrospectiva.
El trabajo de Blom ofrece una crítica aguda a los paradigmas actuales y también proporciona una visión inspiradora para el futuro. Este autor nos recuerda que, frente a desafíos significativos, la creatividad, la imaginación y la acción colectiva son esenciales para forjar un mundo más justo y sostenible.