Inteligencia artificial generativa
Está claro que la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en la tecnología del presente y del futuro, que ha captado la atención de todos a través de sus primeras aplicaciones para uso público, como fue el caso del ChatGTP.
Hay un intenso debate sobre sus consecuencias, donde se organizan bandos de optimistas, pesimistas y escépticos. La verdad es que falta todavía mucho por conocerse sobre esta tecnología exponencial, sus diferentes vertientes, aplicaciones e incluso sus límites éticos y legales. El debate apenas empieza.
Dentro de los diferentes tipos de inteligencia artificial, la conocida como generativa está llamando poderosamente la atención. La IA generativa “se encarga de crear contenidos nuevos y originales. Utiliza algoritmos para generar contenidos, como imágenes, videos, música y demás, sin necesidad de intervención humana” (https://sonix.ai/resources/es/que-es-la-ai-generativa/). Se basa en métodos de aprendizaje automático para generar nuevo contenido por su cuenta, ya sea en formato texto, imagen o video e imagen (https://www.silicon.es/inteligencia-artificial-generativa-realidad-extensiva-y-otras-tendencias-que-dejaran-huella-en-2023-2470880).
Esta herramienta “es capaz de tomar datos y convertirlos en algo completamente nuevo, que puede utilizarse en una gran variedad de aplicaciones, desde la creación de arte hasta el funcionamiento de juegos. Es increíblemente potente y puede utilizarse para crear contenidos estéticamente agradables y muy convincentes.
“Por ejemplo, las imágenes generadas pueden utilizarse para crear retratos fotorrealistas que parecen casi indistinguibles de las reales. Del mismo modo, el video generado puede producir secuencias realistas que no se distinguen de las reales. La IA generativa también puede utilizarse para crear música original, con algoritmos que generan melodías y ritmos únicos. También se utiliza para crear novelas y cuentos, así como para generar chistes y otras formas de entretenimiento”.
Además del ChatGTP de OpenAI, Google está ya en fases finales de su propuesta de IA generativa. Se llama LaMDA y es “un bot conversacional que puede responder preguntas y trabajar con escritores creativos para dar forma a historias. Puede producir imágenes en 3D a partir de mensajes de texto o incluso ayudar a crear videos mediante sugerencias de guiones gráficos escena a escena” (https://es.wired.com/articulos/inteligencia-artificial-generativa-predominara-en-2023).
Hay un debate relevante e intenso sobre temas éticos y legales que se está viendo rebasado por la aparición de sistemas abiertos de IA. Una postura al respecto es la de Douglas Eck, científico principal de Google Research: “Los modelos generativos de inteligencia artificial son poderosos, de eso no hay duda -aceptó-, pero también tenemos que reconocer los riesgos reales que esta tecnología puede plantear si no tenemos cuidado y, por eso, nos hemos tardado en lanzarlos. Y estoy orgulloso de que así lo hayamos hecho” (https://es.wired.com/articulos/inteligencia-artificial-generativa-predominara-en-2023).
Hay preguntas que habla de la importancia de llegar a acuerdos del marco de referencia: las aplicaciones de IA, ¿acabarán con los millones de editores, periodistas, artistas, compositores y asistentes legales?, ¿cómo se protegerán y manejarán los derechos de autor?, ¿quién deberá de quedarse con las ganancias de los productos comercializados de las aplicaciones de IA generativa?
También hay quienes están preocupados sobre el impacto en el mundo digital: ¿acabarán con los sistemas de búsqueda actuales en Internet?
Hay mucho que analizar y debatir al respecto. Lo cierto es que otra vez la tecnología se adelanta a las definiciones legales y éticas. Todo parece que sobre la marcha y a partir de los conflictos que aparezcan iremos definiendo las reglas básicas y los límites de la IA. Ya veremos este año, que será clave.