La salud de López Obrador
Sí, van 55 años, por eso no me intimidan, y voy por más.
Florestán
El estado de salud de los presidentes, salvo excepciones como Estados Unidos, es un tema guardado como secreto de Estado, sobre todo en los regímenes totalitarios. La salud de Franco se conoció hasta su larga agonía, en 1975; la de Fidel Castro, nunca, la de Hugo Chávez, a pesar de su evidente deterioro, tampoco. Igualmente con los papas, salvo ahora con Francisco, y de la reina Isabel II se conoció a una semana de su muerte, vejez.
En México, la salud de los presidentes ha encajado siempre en ese sigilo, como si no estar sano fuera impropio de un demócrata.
A López Obrador, como opositor, le dio un ataque al miocardio del que se salvó por llegar a tiempo al hospital, lo que hasta ahora se dice con detalles, y tiene problemas en la rodilla, ahora agrega hipertensión, tiroides y algo en los riñones y, chacotea: se quedaron cortos porque faltan otros achaques que dice padecer y que no ha mencionado.
Pero lleva mil 166 días, de acuerdo a SPIN, sin hacer públicos, como dijo, sus análisis de salud cuando lo conveniente sería saber su estado de salud que no es el idóneo para un hombre de 68 años, se lo digo yo, que tengo 75, y que gobierna México, como es López Obrador.
También es inaceptable el diagnóstico que, a la carrera, le hizo el doctor Alcocer: tiene salud para terminar su gobierno, lo que es una majadería y una falta de respeto.
Yo le deseo que goce de cabal salud, porque no quiero pensar lo contrario, ni como ser humano ni como Presidente de la República.
RETALES
1.- SILENCIO. El que la Marina-Armada de México, con el Ejército, una de las instituciones mejor conocidas y calificadas por los mexicanos, haya tenido ocho accidentes de helicóptero en lo que va de este gobierno, es un problema que alguien tiene que explicar y ellos corregir. El peor fue en julio, cuando tras la captura de Rafael Caro Quintero se desplomó un Sikorsky tipo Black Hawk, el mejor que tienen y murieron catorce elementos de su cuerpo de élite. Hace poco la FGR reveló que fue por falta de combustible. Pero nadie explica, nadie;
2.- NADA. Y es que por más que negocie, Ricardo Monreal no ha podido amarrar la reforma constitucional para ampliar de 2024 a 2028 el quehacer de las Fuerzas Armadas en seguridad pública, como quiere el Presidente. Anoche, con la oposición en contra, se aprobó el dictamen en comisiones. Hoy lo subirá al pleno sin los votos; y
3.- MUROS. Ayer quitaron los supermuros que pusieron al palacio presidencial para blindarlo de manifestantes. Pero quedaron las vallas metálicas que en la esquina de la Puerta de Honor, Corregidora, suman hasta siete filas y mantienen cerrada esa calle, siempre abierta, que ahora es estacionamiento exclusivo de la presidencia en los tiempos estelares de la 4-T. Así va su revolución de las conciencias.
Nos vemos mañana, pero en privado.