Greta Thunberg y Friederike Otto, dos mujeres ante un 'clima enfurecido'
No soy de las personas que atribuyen a los fenómenos naturales reacciones emocionales propias de los seres humanos, como la ira o la venganza. La Naturaleza responde a las leyes de la termodinámica, no a las del odio como el recurso a la violencia más bárbara del grupo yihadista Hamás contra los israelíes o la de Netanyahu contra los palestinos de Gaza y Cisjordania. De ahí mi rechazo a expresiones habituales como “el huracán golpeó las costas con todo su impulso destructivo” o “la tormenta desató su inmensa furia en la bahía”, como solemos leer o escuchar en los medios de mayo a noviembre, durante el período de ciclones tropicales en el Atlántico y el Pacífico.
Sin embargo, así titula su libro Angry Weather (Clima enfurecido) la climatóloga alemana-británica Friederike Otto, profesora titular en el Instituto Grantham para el Cambio Climático y el Medio Ambiente en el Imperial College de Londres. Otto es considerada por la revista Nature como una de las investigadoras más importantes del mundo y Time la incluyó en 2021 en su lista de las 100 personalidades planetarias más influyentes. Especializada en la filosofía de la ciencia y los modelos climáticos, Otto creó y encabeza a la vez el World Weather Attribution (WWA), un grupo de expertos del clima fundado en 2014 para estudiar la posible influencia del cambio climático (CC) en fenómenos meteorológicos extremos. Con su colega y amigo ya fallecido Geert Jan van Oldenborgh, Otto mejoró los llamados estudios de atribución, un método que permite determinar en tiempo récord cuánto ha influido el CC en un suceso extremo en determinado sitio, lo que ha permitido, por ejemplo, ganar litigios climáticos.
Otto figura en otra obra, The Climate Book (El libro del clima), publicado por la activista sueca Greta Thunberg en el que escriben un centenar de expertos. A Thunberg y a Otto las separa una generación, la primera tiene 21 años (Estocolmo, 2003) y la segunda 42 (Kiel, 1982), pero hoy están unidas en su lucha contra el calentamiento global. Combatirlo implica para ambas renunciar drásticamente al uso del petróleo, el carbón y el gas natural como generadores de energía, a lo que Otto añade otro factor crucial: la necesidad de salir de la “mentalidad colonialista y patriarcal de los combustibles fósiles”. En entrevista con el portal Climática es tajante: “Mientras el mundo siga siendo dirigido solo por y para los blancos ricos, nada cambiará” (https://climatica.coop/entrevista-friederike-otto/).
Frente al aumento espectacular de los fenómenos climáticos extremos, al punto de que resulta imposible minimizarlos, incluso entre los negacionistas –para quienes los hidrocarburos no son los culpables de la crisis, Otto reconoce el papel de Thunberg al poner en agenda como nunca antes la crisis climática. Y cuando el WWA, en el que participan entre otros el Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos, la Universidad de Princeton y el Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos, anunciaba estar preparando un análisis sobre el comportamiento inusual del huracán Helene, Thunberg era detenida por la policía de Bruselas en el marco de otra protesta de ambientalistas, como las que ella promueve desde sus 15 años.
¿Por qué estudiar a Helene? Los científicos consideran que este huracán, que acaba de causar más de 230 muertos en el sureste de EE.UU., es el Katrina de 2024, en alusión al ciclón que en 2005 arrasó Nueva Orleans, Florida, Luisiana y Misisipi, con un costo para el gobierno de George W. Bush mayor a 100 mil millones de dólares, siendo una de las tormentas más costosas y mortíferas del país. Según el New York Times, lo que inquieta a Otto y el WWA es por qué Helene causó estragos en las altas montañas de Carolina del Norte, a unos 400 km de la costa (https://www.nytimes.com/es/2024/10/01/espanol/helene-destruccion.html), lo que demuestra que no solo las poblaciones costeras están expuestas a los efectos del calentamiento de los mares. Al parecer, las lluvias precursoras de Helene arrojaron billones de litros de agua desde Atlanta hasta el sur de la región de los Apalaches humedeciendo el suelo, y esta humedad habría dado al ciclón un impulso extra de energía, en especial luego de un verano muy caluroso como el de este año. Este fenómeno es llamado “efecto del océano marrón”, que hace que el suelo encharcado potencie a un ciclón tropical al igual que la superficie del mar.
“No podemos negociar con las leyes de la física”, reitera la multipremiada Greta Thunberg, confirmando que no hay maldad en las acciones de la madre Tierra, la cual también busca cómo refrescarse. Por eso la fuerza exacerbada de los huracanes que son sus grandes ventiladores. Para Thunberg, no hay que complicarse demasiado. “Esta es la idea que quiero dar. O seguimos adelante como civilización, o no”, simplifica. Por cierto, sorprende la cantidad de sandeces dichas en las redes para denigrarla por su compromiso social y porque tiene síndrome de Asperger (como Bill Gates, Steven Spielberg o Anthony Hopkins), un trastorno neuronal que para ella no es un problema sino “un superpoder particular”. “Es un superpoder ser diferente”, se burla. Vemos en Youtube/España: @jesusarrabal6349 Esa chavala tenía q estar en un centro paranormal... @julianpina8872 Otra que no sabe qué es trabajar. @paquifranco.7790 Otro espectáculo-guion de gretita para seguir viviendo del cuento. @rubiosensual Thumberg está zumbada. @Fernando-t5w4w Está para que le ayuden especialistas a esta niña…
Una buena noticia: Milton, el tercer ciclón con la intensificación más rápida en la historia del Atlántico, “perdonó” finalmente a la península de Yucatán, donde hubo saldo blanco en vidas y menos destrozos que los estimados, aunque era esperado en estas horas en Florida, declarada zona de desastre a causa de Helene junto a Georgia, Virginia y las dos Carolina. El presidente Biden advirtió que Milton “podría ser el peor huracán que azote Florida en más de un siglo”.
Irene Selser
iselser@yahoo.com