COP29 y G-20: frenar el cambio climático pese al Terminator Trump

"COP29 y G-20: frenar el cambio climático pese al Terminator Trump", escribe Irene Selser en #Entrevías

Este martes se inauguró en Bakú, Azerbaiyán, la edición 29 de la Conferencia de las Partes (COP), la reunión más importante sobre el Cambio Climático (CC), auspiciada por Naciones Unidas desde 1995.

La agenda a abordar del 11 al 22 de noviembre por unos 50 mil delegados de todos los Estados miembros de la ONU, diplomáticos, representantes del sector privado y sindicales, científicos y activistas ambientales es tan crítica como sus metas: contener la temperatura global por debajo de 1.5 ºC y hacer que los países más ricos, que vienen contaminando el planeta desde hace más de un siglo, así como las nuevas potencias económicas como China e India se comprometan a apoyar con financiamiento a los países más vulnerables al CC.

La ONU estima la cifra requerida en más de un billón de dólares en total al año para 2030, mientras que la Unión Europea insiste en que tanto China como los estados del Golfo Arábigo (Arabia Saudita, Bahréin, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes y Qatar), compuesto por las principales potencias económicas ricas en petróleo de esa zona de Medio Oriente, deben empezar a contribuir y dejar de ser considerados “países en desarrollo”, con lo cual están exentos de aportar.

Según la organización Global Carbon Project, en 2023 se expulsaron 36 mil 800 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2,), 1.1% más que en 2022. Sabemos que el CO2 es el principal gas de efecto invernadero, emitido por las actividades humanas (petróleo, carbón, gas natural), y el culpable del sobrecalentamiento de la Tierra ya que atrapa el calor. Los principales emisores en 2023 fueron China, India y Estados Unidos, según la ONU. Junto con Rusia y Japón emitieron el 55% del CO2 mundial. 

La COP29 sesionará en medio de un escenario desalentador: por un lado, se espera que 2024 sea el año más cálido registrado y el primero en el que el calentamiento global supere los 1.5 °C con respecto a los niveles preindustriales de mediados del siglo XVIII. Por el otro, el retorno del expresidente republicano Donald Trump a la Casa Blanca, un reconocido negacionista del CC, supone un revés a los avances de Estados Unidos en la materia porque, si bien su producción de petróleo y gas alcanzó máximos históricos bajo la administración del demócrata Joe Biden, obteniendo las principales empresas energéticas Exxon y Chevron ganancias récord, se aprobó una legislación climática de avanzada. En su primer día de Gobierno, el 20 de enero de 2021, Biden reincorporó a Estados Unidos al Acuerdo climático de París del que su predecesor Trump se retiró en 2017, y promulgó la Ley de Reducción de la Inflación de 2022, que incluyó un centenar de programas para la acción climática, empleos de energía limpia y justicia ambiental con una inversión de unos 370 millones de dólares.

No obstante, expertos europeos opinan que no todo es negativo con el regreso de Trump, ya que podría alentar un “nuevo sentido de unidad” entre otros líderes e incluso crear una coalición que podría acordar un paso importante en materia de dinero para los países más pobres, en el entendido de que la crisis climática, así como la respuesta colectiva mundial, durará más que un segundo mandato del republicano.

En esa línea habló la conocida climatóloga germano-británica Friederike Otto, quien ante la red Science Media Centre del Reino Unido ofreció una visión optimista: “El mundo se encuentra en un lugar muy distinto a cuando Trump estuvo en el poder por última vez. La transición mundial hacia las energías renovables se está produciendo a un ritmo sin precedentes. Nada de lo que pueda hacer el Gobierno estadounidense cambiará el simple hecho de que las energías renovables son más baratas y fiables que el petróleo, el gas y el carbón. Los combustibles fósiles son cosa del pasado. El mundo avanza. (…) Trump puede negar el cambio climático todo lo que quiera, pero a las leyes de la física no les importa la política. Mientras hablamos, casi todos los estados de Estados Unidos están sufriendo sequías y el mes pasado, huracanes consecutivos causaron estragos en el sureste. El clima extremo seguirá empeorando en Estados Unidos mientras el mundo siga quemando combustibles fósiles”. 

Es de lamentar que, por distintas razones, los líderes Vladimir Putin (Rusia), Xi Jinping (China), Narendra Modi (India), Emmanuel Macron (Francia) y el propio Biden no irán a Bakú. Aunque Xi y Putin sí viajarán a Río de Janeiro donde del 14 al 17 de este mes sesionará en paralelo la primera Cumbre Social del Grupo de los 20 (G-20 Social), con una agenda de tres puntos: 1) Lucha contra el hambre y las desigualdades; 2) Cambio climático y sostenibilidad, y 3) Reforma de la gobernanza global. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, tiene previsto participar y reunirse con otros jefes de Estado, según informó la Cancillería mexicana. En el tema ambiental se abordará el concepto de Transición Justa para coordinar los esfuerzos mundiales por un desarrollo “verde” y sostenible, apostando a la descarbonización y reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles; todo lo contrario a la pretensión del republicano Trump que sigue pensando, como dijo en 2012, que el CC es un “engaño chino” para afectar las manufacturas y el desarrollo enérgico de su país.

Al respecto, el New York Times adelantó que Trump también busca achicar el tamaño de algunos monumentos nacionales para liberar la tala de madera y extender las perforaciones de petróleo, uranio, carbón y gas natural. Los monumentos nacionales aluden a los sitios más emblemáticos de Estados Unidos, incluyendo los parques nacionales, y suman más de 250 mil hectáreas federales, entre ellas el Monumento Nacional Bears Ears (Orejas de Oso), en el desierto de Utah, declarado así por Barack Obama en 2016 y derogado por Trump para favorecer las prospecciones. Biden restituyó la protección a Bears Ears, de nuevo en la mira de Trump.