¡No sólo es la migración!
La migración internacional se trata de un fenómeno social que indiscutiblemente genera alto interés dentro de la academia, gobiernos, y organismos internacionales.
Por sus propias características asociadas a las brechas económicas y complicaciones sociopolíticas de los países, es poco probable que los flujos migratorios disminuyan, advertía hace unos años Zygmunt Bauman en su libro “Strangers at out Door” (2016), cuyo análisis se enfocaba principalmente en el contexto europeo.
No obstante, el caso reciente de América Latina y el Caribe concuerda en gran medida con la afirmación del sociólogo.
En ese sentido, la ola migratoria registrada durante los últimos años ha reafirmado la posición de México como un país de tránsito dentro de los proyectos de familias migrantes que buscan llegar a Estados Unidos, donde destacan los casos de personas originarias de Guatemala, Honduras y El Salvador, quienes durante su trayecto son víctimas de la violencia, corrupción e impunidad que impera en tierras mexicanas, en un contexto donde la política migratoria del país ha sido rebasada.
Al respecto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su Plan de Desarrollo Integral para los países mencionados, identifica principalmente cuatro causas estructurales por las que las personas deciden migrar:
Crecimiento insuficiente, alto crecimiento demográfico, sequías e inundaciones, y violencia, mismos que relaciona a una propuesta que enfatiza en ejes temáticos específicos, como desarrollo económico, social; ambiental y ciclo migratorio.
Entre las categorías de análisis que incluye la CEPAL está la educación, salud pública, y pobreza en los países.
A partir de esto se enfatiza en la necesidad de abordar estas temáticas de manera urgente ante la creciente ola migratoria centroamericana, sin embargo, surgen dudas sobre su operación, principalmente para el caso de mexicano:
“Si bien no existen cifras oficiales del número de migrantes del norte de Centroamérica que transitan por México rumbo a los Estados Unidos, se ha estimado que fueron alrededor de 417.000 personas en 2015” (CEPAL, 2019).
Lo anterior, subraya la necesidad de considerar que cierto número de personas que fracasan en su proyecto migratorio con destino a Estados Unidos pudieran establecerse en México en virtud de mejorar su calidad de vida, como lo han hecho migrantes de otras partes del mundo que llegan al país.
No obstante, la pregunta es: ¿cómo lograrán las familias migrantes el acceso a servicios públicos e incluso a empleo digno en México?
La respuesta no sólo involucra a las personas que migran, sino también a las autoridades quienes de forma obligada deben ver la migración como un asunto que debe ser abordado de forma integral con propuestas precisas que deben ir acompañadas de planes de acción.
Es decir, en este contexto de cooperación entre países, México está obligado a tomar en cuenta que no solamente se trata de mejorar la política migratoria en sí misma, sino de proponer políticas públicas relacionadas a la vinculación de este fenómeno internacional con el acceso a servicios como la educación, salud, seguridad y empleabilidad en toda la república, donde lo más importante es resolver el “cómo” es que los migrantes lograrán el acceso.
En otras palabras, es crucial entender que ¡No sólo es la Migración! un derecho universal de las personas, sino también lo es la salud digna, educación y seguridad; por ello México en el corto plazo deberá mejorar las condiciones estructurales, al menos en los temas mencionados, y mirar la migración como un fenómeno estrechamente ligado a otros asuntos públicos de su propio contexto social.
Francisco J. Landeros Jaime
Candidato a Doctor en Sociología por la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC).
Actualmente Visiting Scholar en el Teresa Lozano Long Institute of Latin American Studies (LLILAS) de la University of Texas at Austin.
Maestro en Ciencias Sociales por El Colegio de Sonora (COLSON).