Los abogados: entre ángeles y demonios
Fundó uno de los mejores despachos de la gran manzana en Nueva York e incursionó exitosamente en la política, siendo alcalde de Manhattan en los años de 1994 a 2001.
Se le atribuye el haber devuelto la tranquilidad a la urbe de hierro con su programa "Tolerancia Cero". Incluso fue traído a la Ciudad de México en el 2002, cuando Marcelo Ebrard era secretario de la policía capitalina y Andrés Manuel López Obrador era jefe de gobierno. Además, dentro del abanico de clientes de su afamado despacho estuvo el expresidente de los EU, Donald Trump. Me refiero a Rudolph William Louis Giuliani.
La trayectoria de este flamante abogado tuvo un episodio que hizo que cayera del cielo al infierno cuando el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos y el Distrito de Columbia en la causa Ruby Freeman, Acción Civil No. 21-3354, Juez Beryl A. Howel, estipuló y condenó a Giuliani a pagar a los demandantes $145,969,000 (ciento cuarenta y cinco mil novecientos sesenta y nueve millones de dólares), por concepto de indemnización compensatoria y punitiva. La sentencia por daños punitivos fue casi equivalente a una por daños compensatorios.
Así que al todo poderoso abogado Giuliani se le apareció el diablo que hasta a la bancarrota lo mandó.
El veredicto de un jurado donde le ordena pagar 148 millones de dólares a las extrabajadoras electorales de Georgia, Ruby Freeman y Shaye Moss, en el cual se ordenó la ejecución inmediata de dicho pago, razón por la cual acudió de inmediato a solicitar la declaración de quiebra, lo que le daría la oportunidad de presentar una apelación a la condena antes referida ante su eventual embargo de sus bienes.
Por otro lado, tenemos la historia de un gran jurista a quien no se le apareció el diablo, sino un ángel, ya que acaba de llegar al cielo por su limpia, honesta y brillante trayectoria. Me refiero al recién fallecido Don Sergio García Ramírez. Así se definió como político Don Sergio: fue secretario General del Partido Revolucionario Institucional (2001-2004), procurador General de la República (1982-1988), secretario del Trabajo y Previsión Social (1981-1982), presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (2004-2007); incluso, fue precandidato a la Presidencia de la República por el PRI, compitiendo con Alfredo del Mazo, Carlos Salinas de Gortari, González de la Vega y Ramón Aguirre, entre otros. Estudió en la máxima casa de estudios, Universidad Nacional Autónoma de México, fue un eminente jurista, un referente ético y un ser humano excepcional.
Así que se siguen escribiendo leyendas de los grandes abogados, unas más interesantes que otras, unas diabólicas y otras mágicas. Descanse en paz el maestro Don Sergio García Ramírez.