El Estado empresario
El "Estado Empresario" fue un modelo creado por el presidente Echeverría hace 50 años y fracasó.
Hoy este gobierno lo replica convirtiendo al Ejército en grupo empresarial, lo cual distrae a esta valiosa institución de las responsabilidades que su vocación militar define en el ámbito de la seguridad.
Constructor de obra pública, propietario de aerolíneas, de aeropuertos, empresas turísticas y de las otras más que el presidente López Obrador les ceda en el futuro.
Pero —por otra parte— las fuerzas armadas han recibido desde mucho tiempo atrás —desde gobiernos anteriores— la encomienda de participar en el ámbito de la seguridad interior.
La Constitución se ha modificado desde hace tiempo para poner su experiencia e infraestructura al servicio de la seguridad ciudadana, protegiendo a la sociedad de las actividades de grupos delincuenciales altamente especializados y que hoy poseen sofisticado armamento militar, pues cuentan con ilimitados recursos económicos para importarlo del extranjero. Hoy podríamos considerarlos grupos paramilitares.
Sin embargo, esta encomienda que ha asignado el presidente López Obrador a las fuerzas armadas —convirtiéndolas en grupo empresarial— tiene inconsistencias constitucionales, pues se les asignan funciones competitivas que son naturales de la vocación emprendedora y, por tanto, son la esencia de las actividades de la iniciativa privada, que es el sector responsable de la productividad del país.
Además —desde el punto de vista laboral—, se desvirtúa la vocación natural de la milicia —que son las armas—, y la convierten en un equipo que participa de actividades productivas comerciales.
Esto a su vez tiene repercusión en sus responsabilidades constitucionales, pues se les distrae de las actividades que son esenciales en la misión que en los últimos tiempos el Estado Mexicano les ha asignado, que es la seguridad interior.
Existen regiones de Michoacán, Guerrero y Estado de México, donde el crimen organizado ha tomado control total de municipios. En estas zonas las fuerzas armadas no han logrado mantener el control territorial para garantizar la gobernabilidad y la aplicación de la ley, así como proteger a los pobladores y a su patrimonio del acoso y asedio de grupos delincuenciales.
Ahora muchos medios informativos nos alertan sobre el contexto de inseguridad que viven regiones de Chiapas, donde se están dando un éxodo de los pobladores, frente a la llegada de cárteles. Sin embargo, las fuerzas armadas han estado ausentes.
Originalmente las fuerzas armadas por mandato constitucional estaban dedicadas de modo exclusivo a proteger a nuestro territorio de invasiones extranjeras, pero desde hace muchos años, los enemigos del orden y de la paz están entre nosotros y son parte de la sociedad mexicana.
Para ser militar se requiere de vocación, pero para ser empresario también, además de ciertas habilidades que se desarrollan a lo largo de los años.
Es evidente que las fuerzas armadas no pueden negarse a recibir encomiendas por parte de su comandante en jefe —que es precisamente el Presidente de la República—, pero son el Poder Legislativo y el Poder Judicial quienes deben restablecer la congruencia respecto a los ordenamientos constitucionales y así reorientar sus responsabilidades hacia donde está su vocación natural, en beneficio de México y de la misma milicia.
Al recibir encomiendas empresariales por parte del comandante supremo, se están obligando a competir contra otros empresarios privados y a dar resultados financieros, y esto presupone responsabilidades. ¿A usted qué le parece?
Twitter: @homsricardo