El muro, el martillo y Gorbachov
Esta semana que termina falleció uno de los grandes personajes del siglo XX, por su visión y el cambio que hizo en el paradigma mundial por la Guerra Fría, así como la disolución de la URSS. Un social demócrata bajo la URSS que democratizó el socialismo, que era casi una dictadura; no fue nada fácil, pero lo logró. Por ello, Mijaíl Gorbachov ha sido odiado y venerado en el concierto internacional.
Como persona era tolerante, ganó el premio Nobel de la Paz (1990) por su papel en levantar la Cortina de Hierro y llevar al final de la llamada Guerra Fría.
Hombre con muchas cualidades: honesto, valiente y humanista. Su principal mérito se considera que fue un líder que rompió con la lógica de acumular el poder desde la historia rusa y para otros reconocer su contribución.
A través de entrar a las entrañas del poder cambió lo que era impensable, dándole vida a la máxima de que el cambio se hace desde dentro.
A los 54 años, alcanzó en 1985 el cargo de secretario General del Partido Comunista. Al año siguiente explotó Chernóbil, evento que lo haría confrontar la realidad del régimen soviético. En 2006 publicaba en su columna “El accidente nuclear en Chernóbil”, del que este mes se cumplen veinte años, donde plasmó: “fue tal vez incluso más que la Perestroika iniciada por mi gobierno la verdadera causa del colapso de la Unión Soviética. De hecho, la catástrofe de Chernóbil fue un punto de inflexión histórico que marcó una era anterior y una posterior al desastre”.
Ocupó entre otros puestos: Presidente de la Unión Soviética (1990-1991), Presidente del Soviet Supremo de la Unión Soviética (1989-1990), Presidente del Presidium del Soviet Supremo de la Unión Soviética (1988-1989), Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (1985-1991), Líder de la Unión de Socialdemócratas (2000-2017).
Sus grandes aliados fueron el entonces presidente norteamericano Ronald Reagan y el memorable Papa Juan Pablo II.
Occidente lo apoyó, y los medios llamaron “Gorbimanía” al culto a la personalidad de Mijaíl Gorbachov. Su esposa Raísa Gorbachov fue un gran apoyo a lo largo de su trayectoria política y humana. Nobel de la paz alejado del poder, después de su dimisión realizó giras en el extranjero dando conferencias y una fundación que lleva su nombre.
En la URSS, los procesos de privatización fueron una transición del comunismo al salvaje oeste que dio pauta a las grandes fortunas inimaginables de los oligarcas rusos, que hoy están en boga.
Gorbachov impulsó los acuerdos internacionales para reducir el arsenal nuclear. En agosto de 1991 se fraguó un golpe de estado en su contra que fracasó. El 25 de diciembre de 1991 anunció su dimisión y se disolvió la URSS.
A raíz de su fallecimiento, el pasado martes a la edad de 91 años, reaccionaron líderes mundiales: “Abrió el camino para una Europa libre”, dijo la líder de la comunidad europea Ursula von der Leyen. “Su compromiso con la paz en Europa cambió nuestra historia común”, manifestó Emmanuel Macron. “Sin él y su valentía, no hubiera sido posible terminar la Guerra Fría de manera pacífica”, mencionó Condoleezza Rice.
La Bandera de la extinta URSS era la hoz y el martillo, pues ese martillo simbólico utilizó Gorbachov para que, junto con la población alemana de manera pacífica y sin disparar un arma de fuego, se derribara el Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, cuando Gorbachov era presidente del Soviet Supremo de la Unión Soviética (1989-1990).
Sin duda, el mundo perdió un gran activo de la paz mundial. Mijaíl Gorbachov fue un político que entendió que era mejor usar el martillo del poder para construir las bases de un nuevo rumbo tanto en su contexto nacional como en el plano internacional, que usarlo para seguir amasando poder con fines destructivos.
ULRICH RICHTER
Twitter: @UlrichRichterM
Abogado y activista, maestro en Ciencias Penales