¿Qué cambiará en la gestión de fronteras y de flujos migratorios?
¿De qué manera discurrirán el control fronterizo y la contención migratoria si gana el continuismo de Morena o la coalición opositora? ¿Cómo impactaría la continuidad del gobierno de Joe Biden o el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca?
Hoy no tenemos respuesta a esas preguntas, pero lo cierto es que, en la gestión de fronteras y flujos migratorios, las políticas anunciadas han chocado de manera brutal contra la realidad de los hechos en el territorio.
Nuestras fronteras han registrado una doble "desterritorialización": el control del crimen organizado en amplias franjas de la geografía mexicana, y el corrimiento o externalización de la línea divisoria con EU hasta el río Suchiate.
Hace 5 años se otorgaron funciones de control y verificación migratoria a la Guardia Nacional y se desplegaron 25 mil agentes en las fronteras norte y sur de nuestro país. En el ocaso sexenal, resulta evidente que la política migratoria militarizada no redujo la migración, pero sí incrementó las violaciones a los derechos humanos contra los migrantes.
El saldo de violencia y muerte de migrantes en este sexenio es devastador:
1. Masacres y hechos violentos contra migrantes en el sexenio de AMLO: Camargo, Tam., 22 enero 2021, 17 migrantes guatemaltecos calcinados. Chiapa de Corzo, Chis., 9 dic. 2021, 57 migrantes muertos en accidente. San Luis Potosí-Nuevo León, 18 mayo 2023, 49 migrantes secuestrados.
2. Número de altos funcionarios a los que se les ha fincado responsabilidades por la incineración de 40 migrantes en instalaciones del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez: cero. Este crimen es resultado de la política migratoria militarizada y de contención del gobierno de México, como lo señalan organismos civiles: https://www.fundacionjusticia.org/no-nos-dejen-morir-aqui/ y https://bajolabota.com/wp-content/uploads/2023/10/informe-bajo-la-bota.pdf
3. Número de veces que el presidente AMLO se encontró con las comunidades mexicanas durante sus cinco visitas a Estados Unidos: cero.
Esa ha sido la política migratoria "humanista" del gobierno mexicano. Claudia Sheinbaum ha declarado que "continuará ayudando (¿¡!?) a los migrantes y que se dará atención a las causas de raíz de la migración". Sin embargo, Marcelo Ebrard y Juan Ramón de la Fuente se tropiezan entre sí para prometer que un hipotético gobierno morenista daría continuidad a la contención migratoria militarizada que ha realizado el gobierno de AMLO, como moneda de cambio con Washington.
El 14 de mayo de 2024 (con sólo 135 días por transcurrir para el fin del sexenio), la SRE anunció un "Modelo Mexicano de Movilidad Humana", que incluye cuatro ejes:
a) Construir una relación permanente con los mexicanos en el exterior;
b) Dar refugio a quienes buscan protección humanitaria, o radicarse en México;
c) Manejar efectivamente la migración en tránsito por México; y
d) Gestionar la migración con países vecinos, articulando estrategias comunes.
El anuncio parece un tardío intento civilizatorio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, para llenar vacíos, y para compensar el salvajismo con que se ha conducido el Instituto Nacional de Migración en este sexenio. En los hechos ha prevalecido el desmantelamiento institucional, la impunidad de funcionarios, y la indiferencia ante la crisis humanitaria por el abandono e indefensión de migrantes en manos del crimen organizado.