Detrás de las tensiones EU-Israel en plena campaña electoral de Biden
Kamala Harris, la vicepresidenta estadounidense, pronunció hace unos días el discurso con los términos más críticos y duros contra Israel desde que el conflicto actual inició. Todos los días se filtra en la prensa que a Biden se le ha agotado la paciencia con Netanyahu dada una falta de visión estratégica que vaya más allá de su propia supervivencia política. En efecto, la relación EU-Israel está siendo puesta a prueba como hace mucho no ocurría. Pero la presión hacia Biden viene desde distintos lados:
1. Desde los ataques terroristas del 7 de octubre de Hamás contra Israel, el tema se mezcló con la política interna y electoral en EU. Los republicanos inmediatamente vincularon a Hamás con Irán y criticaron a Biden por haber sido débil con ese país. Trump declaraba que, si él fuera presidente, esos ataques terroristas no hubiesen nunca ocurrido.
2. Además, Biden tuvo presiones dentro de su propio gabinete y en otros sectores como el Pentágono, de modo que su decisión fue otorgar un apoyo a Israel de pocos precedentes, lo que ha incluido armamento, respaldo diplomático y despliegues militares. Las tropas estadounidenses están ya materialmente involucradas en el conflicto mayor contra grupos aliados de Irán.
3. Todo esto, no obstante, ha venido cambiando. Con su ofensiva sobre Gaza y la crisis humanitaria desatada, Israel se transformó narrativamente de víctima de atentados terroristas a victimario de una represalia masiva. Esto genera una gran presión internacional e interna en EU. La protesta interna contra Biden ha incluido renuncias dentro de su propia administración y condenas por parte del sector más progresista de su propio partido. Esto se puede observar en una infinidad de encuestas que muestran que el respaldo de la sociedad estadounidense hacia Israel está marcadamente disminuido.
4. Mientras tanto, del lado israelí la coalición de Netanyahu ha sido prácticamente secuestrada por sus componentes ultranacionalistas y ultra religiosos, lo que hoy dificulta sus posibilidades de maniobra.
5. La pregunta es hasta qué punto Biden podrá seguir sosteniendo su alto nivel de respaldo hacia Israel o en qué punto realmente aplicará medidas de presión que sí incidan sobre la conducta de Netanyahu. No es la primera vez que sucedería. La historia muestra que, ante situaciones de conflicto armado, cuando aumentan las pérdidas de civiles, Washington ha ejercido la presión suficiente como para que Israel modere o definitivamente detenga sus ofensivas.
6. Hamás parece estar entendiendo bien lo que está sucediendo entre EU e Israel y eso está influyendo en el endurecimiento de su postura en las negociaciones. Es decir, imaginemos un escenario en el que Biden comienza ahora sí a restringir el armamento a Israel, endurece su postura contra ese país ante el Consejo de Seguridad de la ONU, o incluso retira portaaviones o tropas de la zona como expresión de su exasperación y que, por tanto, el gobierno israelí accede a un acuerdo de liberación de los rehenes a cambio de un cese al fuego comprehensivo y un retiro parcial o total de Gaza.
Sobreviviría y además conseguiría la liberación de más de 1000 presos palestinos. Todo ello sumado al reconocimiento interno e internacional de que fue justo esa organización mediante sus tácticas violentas la que finalmente consiguió traer de vuelta el tema palestino a la agenda internacional y que por tanto su lucha es la que acerca finalmente la posibilidad del nacimiento de un Estado Palestino.
Por tanto, la creciente tensión entre Biden y Netanyahu, quizás al punto de estallido, es inevitable. De cómo se resuelva esa tensión va a depender mucho de lo que acá describo.
MAURICIO MESCHOULAM
X: @maurimm