Trump y el arte de la percepción: lecciones para México

"Trump y el arte de la percepción: lecciones para México", escribe Mauricio Meschoulam en #ColaboraciónEspecial

En cierto sentido, pareciera que Trump ya gobierna EU. Sus mensajes son eficaces en movilizar decisiones y acciones por parte de actores varios. Esto, naturalmente, lo empodera y le incentiva a seguir adelante con amenazas anticipadas, o efectuar declaraciones que tienden a dejar una sensación de que "ahora sí todo está cambiando". No obstante, para poder evaluar más a fondo la situación y pensar en escenarios acerca de lo que viene, necesitamos revisitar distintos momentos de su gestión anterior. Si se hace esa revisión, veremos que no todo sale a Trump como lo plantea y que, en ese contexto, México, lamentablemente, es uno de los mayores objetos de su comportamiento errático.

Hay que entender que, para un personaje como él, resulta poco relevante el producto o resultado final de sus gestiones si este resultado es medido en términos técnicos o estadísticos. Mucho más importante es proyectar que su fuerza, su poder o su toma de posición, impacta en comportamientos o decisiones, y que se produce la sensación de que efectivamente él está caminando en la dirección que ha prometido. Acá algunos ejemplos:

1. Trump prometió que él iba a retirar sus tropas de Afganistán y que iba a "acabar con el terrorismo", un tema muy vigente en 2016. Era evidente que esa promesa sería imposible de cumplir. Pero para él era fundamental demostrar que su palabra valía. Durante su mandato se eliminó al entonces líder de ISIS y se continuó la lucha contra esa agrupación que había iniciado desde antes. Entre otras cosas, Trump ordenó la detonación de la MOAB (conocida como la Madre de Todas las Bombas) contra la rama afgana de ISIS. El espectáculo de esas acciones fue enorme y produjo el impacto que él necesitaba crear. Pero los retiros de tropas de Afganistán, Irak o Siria que él inició, lejos de ayudar a "terminar con el terrorismo", permitieron que varias ramas de ISIS y otros grupos se recompusieran.

2. En otro caso, tras abandonar el acuerdo nuclear con Irán y su política de presión máxima contra ese país, Trump aseguró que obligaría a Teherán a negociar términos mucho más favorables para EU. Eso no solo no ocurrió, sino que radicalizó y atrincheró al régimen, además de reactivar el enriquecimiento de uranio por parte de Teherán y orillarlo a acercarse más a Rusia y China.

3. Luego, está el caso de Corea del Norte con quien Trump iba a "negociarlo todo". Él decía que fueron sus amenazas de "fuego y furia" las que doblegaron a Kim Jong-un y le orillaron a capitular. Sin embargo, el mayor avance nuclear de Pyongyang se produjo justamente durante los primeros años de Trump, y eso es lo que permitió a Kim negociar desde una posición de fuerza. Además, esas negociaciones terminaron por colapsar.

4. Y luego, está el caso de China a quien Trump doblegaría con sus aranceles y sanciones. Eso produjo la percepción de que Trump estaba entrando al tema con toda fuerza y que, gracias a ello, había forzado a Beijing a negociar un acuerdo (llamado "Fase 1") mediante el que China se comprometía a comprar miles de millones de dólares en productos estadounidenses, entre muchas cosas más. Pero ese acuerdo terminó por no cumplirse y nunca se negoció la "fase 2".

El tema acá es que, en este contexto, México era continuamente usado por Trump como "punching bag". No era casual que cada vez que algo no salía como él lo proyectaba, pocos días o semanas después, retomaba temas de migración o comercio con su vecino del sur. Así que, monitorear lo que le está sucediendo en diversos ámbitos internacionales resulta esencial para prevenir en qué momentos se puede voltear o regresar hacia México, incluso cuando pensábamos que ya se habían resuelto los asuntos que nos preocupan.