Ucrania a cinco meses: actualización y análisis
Siguen corriendo los meses. En las siguientes líneas actualizamos el estado de la guerra.
1. Las tácticas rusas. Rusia tiene hoy más de una quinta parte del territorio ucraniano en su poder. Tras sus fracasos de las primeras semanas, el Ejército ruso optó por replegarse del norte y noroeste, y concentrar sus esfuerzos en el este y el sur. A pesar de la feroz resistencia opuesta por el Ejército ucraniano, la superioridad en artillería pesada y en número de tropas, permitió que Moscú fuese avanzando palmo a palmo hasta conquistar prácticamente toda la provincia de Luhansk, para enfocarse ahora en lo que queda de Donetsk. Esto aportó al Kremlin el ímpetu que necesitaba.
2. La estrategia rusa. Rusia ha empleado métodos diferentes al inicial, pero siempre con el fin de ir ganando la fuerza que va a requerir cuando se retomen las negociaciones. Al final, lo que Moscú busca es asfixiar y fragmentar a Ucrania, desgastarla e impedirle que pueda recuperar la normalidad, con el objeto de conservar la mayor presencia posible en territorio ucraniano, asegurar que Kiev no tenga la capacidad militar para seguir resistiendo, ahora o en el futuro, y recorrer las líneas fronterizas entre Rusia y OTAN hacia el oeste, lo más que pueda. En ese sentido, Rusia parece hoy estarse sintiendo con la confianza de ir más allá del Donbás.
3. La fluidez de la guerra. Sin embargo, la guerra es fluida. Lo que vimos las últimas semanas podría estar cambiando ya mismo. El Ejército ruso ha perdido parte del ímpetu que logró recientemente y ha dejado de exhibir avances concretos. El Ejército ucraniano, en cambio, ha mostrado que sus repliegues rindieron frutos, y está señalando desde su segunda y tercera líneas de combate, que puede detener el avance del enemigo. Adicionalmente, el armamento pesado que ha aportado Occidente, especialmente Washington, parece estar causando estragos en las posiciones rusas.
4. El desgaste. Por tanto, estamos ante un escenario con vaivenes y tiempos prolongados. La balanza se inclinará a favor de quien más pueda resistir ante ese desgaste.
5. El plano mayor: las alianzas para resistir. Si seguimos es la lógica descrita, es necesario salirnos de Ucrania y mirar qué es lo que sucede afuera. Rusia ha conseguido absorber el shock inicial de las sanciones, en parte porque existe una gran cantidad de países que han optado por no sancionarle. En la esfera política, Moscú ha conseguido mantener cerca a algunos de los rivales más importantes de Washington, como lo es Irán o por supuesto, China, y, sobre todo, ha sido eficaz en mantener una especie de “neutralidad de facto” por parte de muchos, quienes son firmes aliados de Occidente.
6. Europa, el gas y la política. Una muestra de los efectos búmeran en países occidentales por las sanciones está en el gas. A medida que han pasado los meses, Moscú ha incrementado el uso del gas como herramienta de combate contra los países europeos que le han sancionado. La escasez de gas, sumada al incremento en su precio, al aumento en los precios de la gasolina (y en general, en el costo de la vida), tiene el potencial de ir de manera paulatina produciendo efectos políticos que, para las democracias occidentales, no serán simples de absorber.
7. Esta serie de factores han ocasionado que sea Vladimir Putin quien sienta que hoy tiene el tiempo a su favor y por eso su mensaje consiste en que la guerra dure lo que tenga que durar hasta alcanzar los objetivos arriba señalados. Occidente está buscando romper esa dinámica, pero hasta hoy no parece estarlo logrando. Con todo, será importante esperar, pues, en definitiva, el impacto de las sanciones contra Rusia irá creciendo con el tiempo y eso no debe minimizarse.
Mauricio Meschoulam
Twitter: @maurimm
Analista internacional