La candidata de la presidenta Claudia Sheinbaum
Dicen los oráculos de la política que una vez que se obtiene el triunfo electoral, ese día inicia la reflexión sobre los nombres de las posibles sucesoras o sucesores. En efecto -como lo reseñé aquí el día de la elección-, la hoy Presidenta ya tenía en mente a una candidata y así lo expresó cuando ejerció su derecho y correlativa obligación del voto. Lo hizo por Ifigenia Martínez y Hernández. Su candidata era una mujer de leyenda. Repasemos su amplia trayectoria: Licenciada en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México; fue la primera mexicana que obtuvo el grado de maestra (1949) y doctora por la Universidad de Harvard; la primera en dirigir la Escuela Nacional de Economía (hoy Facultad en esa materia); primera disidente contra el PRI, al lado de la Corriente Democrática; primera senadora por un partido de izquierda (PRD) en el Senado, representando a la Ciudad de México.
Diplomática, legisladora, economista de la Unión Panamericana de Washington; catedrática e investigadora en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y, profesora del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos.
Un símbolo en la batalla por los espacios para las mujeres y ejemplo de la mejor manera de desempeñar cada encomienda. Debo destacar también que fue pionera en estudiar los índices del ingreso nacional, su distribución y advertir de los riesgos de la desigualdad en nuestro país. Con ese impresionante recorrido en la vida nacional, que va desde el ámbito técnico-académico hasta la política en primer plano, la citada trayectoria ha sido significativa para muchas libertarias como ella; hoy su leyenda crece.
La noche del sábado 5 de octubre partía después de dejar un gran legado en la lucha social y reivindicar el rol de las mujeres, siempre en desventaja de oportunidades.
Su último acto como presidenta del Congreso de la Unión fue entregar la bandera presidencial a la primera mujer Presidenta de México: Claudia Sheinbaum Pardo.
En sesión de Congreso General, la Cámara de Diputados y el Senado realizaron el pasado lunes un homenaje luctuoso de cuerpo presente en el salón de sesiones del recinto de San Lázaro, a la diputada federal Ifigenia Martha Martínez y Hernández, presidenta de la Mesa Directiva del Palacio Legislativo.
Cinco días atrás, el primero de octubre, Ifigenia Martínez, de 99 años, tenía preparado un discurso para la ceremonia de transmisión de poder, dedicado a Sheinbaum, pero no fue posible dar lectura por su estado de salud, su despedida estuvo flanqueada por dos presidentes de México: Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum.
Escribió: "Hoy nos encontramos aquí, en este recinto solemne de la democracia mexicana, como testigos de un momento que marca un antes y un después en nuestra historia: la toma de protesta de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo como la primera mujer presidenta de México.
Yo misma, que he recorrido tantas batallas por la democracia y la justicia, me siento profundamente honrada de presenciar este triunfo histórico. En 1969, formé parte de la Corriente Democrática de izquierda en México, una lucha que, junto a muchas y muchos, iniciamos con la firme convicción de que el cambio verdadero era posible".
"Hoy, esas convicciones han rendido fruto. No solo tenemos una Presidenta, sino que se vislumbra un presente donde las mujeres participemos en condiciones de igualdad en la construcción de futuros posibles y deseables para nuestra patria. Ser parte de esta transmisión histórica del Poder Ejecutivo y entregar la banda presidencial a la primera presidenta es uno de los mayores honores de mi vida".
Es necesario dedicar una profunda mirada a la vida de Ifigenia Martínez. Mirarla en su juventud en imágenes en blanco y negro -que circulan en estos días- nos permite dimensionar el tiempo que ha llevado a nuestra sociedad avanzar en condiciones de igualdad, meta que tiene mucho por alcanzar. El objetivo hoy es potenciado en tiempo de mujeres. La Maestra Ifigenia nunca dejó de luchar. Es ejemplo vivo de esta batalla.