México y su forma de gobierno
Para entender el funcionamiento político de nuestro México debemos, como en toda edificación, analizar los planos de la construcción para así poder entender por qué está construido de tal manera, cuáles son las partes más sólidas y, por qué no decirlo, qué partes son las más frágiles o sensibles.
A veces, para muchos ciudadanos es difícil comprender cuándo existe en la política un entramado o cuarteadura en sus columnas.
El andamiaje de nuestro sistema político mexicano está basado, a partir de los postulados que establece nuestra Ley Fundamental, es decir, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, por ello es la base para poder entender por qué hablamos de la República, del pueblo o de la democracia.
Tomamos en consideración ciertas obras clásicas que llevan miles de años dándonos luces o guía para que comprendamos, además ¿cómo hacer política? y ¿cuál sería la mejor forma de gobierno?
Para dar respuesta a estas interrogantes y otras más, en primer lugar, lo que tenemos que definir es el régimen político, es decir, la forma de gobierno que impera en México. Podríamos advertir que para la mayor parte de nosotros es un concepto que se relaciona con la democracia.
La palabra democracia nos puede ser conocida en una acepción generalizada y al mismo tiempo, motivo de cuestionamiento en nuestra vida moderna, pero también tener concepciones erróneas de su significado derivadas de eventos que marcaron la historia reciente del régimen político identificado como neoliberal. Por ejemplo, cómo se hablaría de democracia si hubo un fraude electoral en 1988 (la famosa caída del sistema que contabilizaba los votos). No sólo eso, sino también en la elección del 2006. Así que, con estos deplorables acontecimientos, es difícil reconocer que había una democracia en México, pues resulta contradictorio hablar de ella.
Ahora sí, empecemos con el propio orden que Aristóteles esbozó en su libro llamado: "Política", en el cual señalaba que los regímenes políticos sólo son de dos maneras, los rectos y los desviados; así ya podríamos dar respuesta cada uno de nosotros a ¿cuál es el que vivimos?
Claramente podemos advertir que el ser humano a veces tiende a desviarse de lo que debe de ser o cómo debe de actuar, no solo en el régimen político, sino también lo hace en muchos de los aspectos de su vida, desafortunadamente de ello podemos dar varios ejemplos: es el único ser vivo que fabrica armas para matar a sus semejantes; más claro, un animal mata a otro por un sentido de supervivencia, aquí esto no sucede, como el atentado en el maratón de Boston, las personas que han entrado a las escuelas a matar a alumnos y maestros, y como este ejemplo abundan muchos otros, lamentablemente así se caracteriza más por su forma desviada que por su actuar recto; ya lo decía Robert Kennedy: "Debemos de dedicarnos a lo que escribieron los griegos hace tantos años: domesticar el salvajismo del hombre y hacer amable la vida de este mundo".
También el filósofo y jurista alemán Günther Jakobs señaló: "El hombre es un criminal peligroso e incontrolable". Por desgracia, este salvajismo del criminal peligroso lo vemos con frecuencia en la vida diaria, en todas las latitudes del mundo.
Aristóteles nos refería que "los rectos van a gobernar teniendo en mira el interés común y los desviados lo harán atendiendo al interés particular". Así que de inmediato nos surge el cuestionamiento ¿cómo gobernó el PRI o el PAN cuando estuvieron en el poder? y por qué no agregar hoy a Morena, que ya tuvo su primer sexenio en el poder político.
Es así como, querida lectora, querido lector, es obligado cuestionar qué tipo de régimen político hemos tenido entonces con los partidos que en su momento detentaron el poder (PRI PAN) y como lo referí anteriormente, incluir a Morena que ya cumplió su primer periodo gobernando. La deliberación es tuya.