La razón de la esperanza
1) Para saber
“La esperanza nos ayuda a ver más allá de la tormenta que supone vivir un mal momento” (Bertrand Regader). Con una reflexión sobre la esperanza cristiana el Papa Francisco llegó al final de su catequesis sobre el Espíritu Santo y la Iglesia.
Recordó el Papa que el apóstol San Pedro exhortaba a los primeros cristianos "a estar siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que les demande razón de la esperanza", pero haciéndolo con dulzura y respeto (1 Pe 3, 15-16). Porque no es la fuerza de los argumentos lo que convencerá, sino el amor que sepamos poner en ellos. Es la forma más eficaz de evangelización. Pero hoy en día, si alguien nos pidiera dar razón de nuestra esperanza, ¿sabríamos dársela? Podemos hacerlo con palabras o con nuestras obras.
El próximo 24 de diciembre el Papa Francisco dará comienzo al Año Jubilar cuyo mensaje central es la esperanza. Un tiempo propicio para crecer en esta virtud.
2) Para pensar
Decía Charles de Gaulle que el fin de la esperanza es el comienzo de la muerte. Con ello infundía ánimos en la guerra y confiar en la victoria. Pero a nivel personal, también es necesaria.
Relataba la pensadora y activista Tatiana Góricheva que en la Unión Soviética, bajo el régimen comunista, se vivía un ambiente duro, sin valores religiosos y morales. Además, había una necesidad de fingir constantemente. En ese entonces tenía una amiga de quince años que por considerarse mala persona se quitó la vida, no era capaz de soportar lo que le rodeaba. Sin embargo, escribe Tatiana, ella “una persona totalmente pura que no sólo no soportaba vivir en la mentira, sino que no sabía mentir. Se ahogaba, sabiendo que no vivía como se debe. Pero no encontró otra salida; murió destruida por la desesperanza”. Lamentaba Tatiana que su amiga no hubiera conocido el cristianismo. Nadie la había hablado de la esperanza de un Dios que puede levantar al caído y salvarlo en cualquier situación.
La próxima Navidad nos trae la seguridad del amor de Dios por nosotros, que es fundamento de nuestra esperanza.
3) Para vivir
Esperanza no es una palabra vacía, ni es un vago deseo de que las cosas vayan bien: la esperanza es una certeza, porque se fundamenta en la fidelidad de Dios a sus promesas. Por eso es una virtud teologal: porque está infundida por Dios y tiene a Dios como garante.
El cristiano no puede contentarse con tener esperanza; también debe irradiar esperanza, ser un sembrador de esperanza. Éste es el don más hermoso que la Iglesia puede dar a la humanidad que tanto la necesita. Por ello la esperanza no es pasiva, limitándose a aguardar que las cosas sucedan; sino es activa, porque el Espíritu nos impulsa a luchar para que las cosas sucedan.
San Pablo nos dejó estas preciosas palabras: "Que el Dios de la esperanza los colme de todo gozo y paz, para que abunden en esperanza por la fuerza del Espíritu Santo" (Rom 15, 13). Si la Iglesia es una barca, el Espíritu Santo es la vela que la impulsa y la hace avanzar en el mar de la historia.
Terminó el Papa invitando a pedirle a nuestra Madre del cielo que nos enseñe a confiar en Dios y a ser sembradores de esperanza en el camino de la vida.
Pbro. José Martínez Colín
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