6 de junio: entre votos y vacunas
Entre los mensajes que más enfatizó en su reaparición del pasado viernes el Presidente, el tema de las vacunas y las gestiones que sigue haciendo desesperadamente su gobierno por conseguir más dosis de cualquier laboratorio que las tenga disponibles ocupó la mayor parte de los 18 minutos que habló el mandatario, quien aseguró que en febrero llegarán 6 millones de dosis que incluyen 870 mil de Astra Zeneca conseguidas en la India, 1.5 millones de Pfizer, además de la controvertida vacuna rusa Sputnik V y la china de CanSino-Biologics. No es casualidad que en su primer discurso desde que contrajo el Covid y después de 5 días ausente de la escena pública, el mandatario nacional se haya referido a que las vacunas "al final son lo más importante y lo que va a poder darnos seguridad de que esta terrible pandemia no va a seguir causando daños".
Porque en medio del discurso triunfalista y falazmente optimista con el que reapareció el Presidente, en el que hizo afirmaciones desde dudosas a falsas, como aquello de que "no nos han rebasado las circunstancias (la pandemia) y hemos podido atender a todos", "nos vamos a recuperar en lo económico y ya en enero recuperamos 75 mil empleos", "hay signos alentadores en la economía, va creciendo se va recuperando", lo único cierto que dijo el Presidente es que si su gobierno no logra traer las vacunas suficientes para todos los mexicanos con rapidez y en el menor tiempo posible, no habrá ninguna seguridad ni esperanza para los mexicanos y el crecimiento de la pandemia terminará por golpear a su gobierno que está prácticamente rebasado y sin control de la emergencia.
Para decirlo claramente: sin vacunas no hay votos. Si no llegan y se aplican vacunas suficientes para los mexicanos antes de las elecciones, tampoco habrá votos suficientes para Morena y para la 4T, cuya mayoría en el Congreso y el avance en gobiernos locales, cada vez depende más del éxito o el fracaso del maltrecho y cuestionado Plan Nacional de Vacunación contra el Covid.
El retraso en el calendario de vacunación que se habían fijado —por los incumplimientos de Pzifer y porque no todos los precontratos que supuestamente habían cerrado exitosamente resultaron totalmente ciertos— ha puesto en jaque al gobierno federal e hizo que el presidente, personalmente, se pusiera a supervisar las gestiones que ya no sólo realiza el canciller Marcelo Ebrard y su equipo, sino también el secretario de Hacienda, Arturo Herrera.
Y es que, tanto cacarearon y alardearon que ya tenían "comprometidas y seguras 120 millones de vacunas para los mexicanos", que la expectativa que generaron en la población fue muy alta y de ese mismo tamaño puede ser la decepción y la molestia ante la falta de vacunas suficientes en los próximos meses. Porque hoy, para variar, México es uno de los países con más bajo avance en sus programas de vacunación, el último de la OCDE.
Así es que mientras el panorama de la pandemia no mejora y ahora se habla ya hasta de una "cepa mexicana", la E484K, que podría haberse detectado en Jalisco, y el mundo empieza a ver a México a los mexicanos como "apestados" y nos cierran fronteras o nos ponen restricciones por el pésimo manejo de la pandemia y el crecimiento de muertes y contagios, al presidente López Obrador hoy le preocupan dos cosas: la primera, que la percepción de que su gobierno fue completamente rebasado por el Covid y que su estrategia resultó fallida ya no es sólo interna sino que ahora así lo ven también desde el extranjero, con todas las afectaciones económicas y al turismo nacional que eso va a traer; y la segunda cosa, y quizás la que más le preocupa y ocupa, es que si no avanza en la vacunación de los mexicanos y logra traer dosis en cantidades suficientes, el próximo 6 de junio día de votaciones, no habrá votos para su partido y si los hay serán en contra.