AMLO y los empresarios, ¿reconciliación forzada?

Después de que la cancelación del aeropuerto de Texcoco provocara un serio distanciamiento entre el gobierno federal y los empresarios nacionales, que se sintieron ignorados en una decisión que impactó la confianza y certidumbre en las inversiones, el presidente Andrés Manuel López Obrador inició una especie de "operación cicatriz" en busca de reconciliación y un nuevo acercamiento con las cúpulas empresariales. La baja en los pronósticos del crecimiento económico para este año (ayer el Banxico redujo la expectativa a entre 1.1 y 2.1 del PIB) y las amenazas latentes de las calificadoras internacionales a la calificación crediticia y la estabilidad de las finanzas nacionales por la crisis profunda de Pemex, llevaron al presidente a "limar asperezas" con los hombres del dinero e involucrarlos en la activación de la economía.

La estrategia de reacercamiento con el empresariado tuvo su primera acción el lunes de la semana pasada con la creación del Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y Crecimiento Económico. Con ese Consejo, López Obrador no sólo buscó rehabilitar a Alfonso Romo como su interlocutor con los empresarios, luego de que la cancelación de Texcoco debilitara al Jefe de la Oficina presidencial; también, el lanzamiento de esa instancia fue el pretexto para reaparecer con Carlos Slim, luego de la distancia que se había abierto entre el hombre más rico del país y el inquilino del Palacio Nacional. El presidente aprovechó ese evento para pedirles a los empresarios que inviertan en la economía nacional y ayuden con sus recursos a detonar una meta de crecimiento que, de entrada, hoy parece irreal: el 4% del PIB.

Ese mismo día, el mandatario se reunió con el Consejo Mexicano de Negocios, que agrupa a las empresas más grandes del país y con los que ha tenido serias diferencias. A ellos también los involucró en la realización de inversiones que ayuden a alcanzar su ambiciosa meta de crecimiento, pero en contraparte, López Obrador recibió reclamos y exigencias de los capitanes de empresa. "Será indispensable que no se tolere la extorsión a trabajadores y empresas por parte de algunos líderes, porque solo así podremos continuar abonando a la generación de más empleos y no a su destrucción, como sucedió recientemente en Matamoros, Tamaulipas", dijo el empresario Alejandro Ramírez, de Cinépolis, y quien dejó la presidencia del CMN.

Y finalmente ayer, el presidente acudió a la renovación de la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial, en donde nuevamente volvió a requerir del apoyo de los empresarios para sacar adelante el crecimiento de la economía y en respuesta, recibió un ofrecimiento abierto de apoyo de nuevo presidente del CCE, Carlos Salazar: "En la difícil tarea de transformar al país, usted y sus colaboradores no están solos, estamos los empresarios como mexicanos... no buscamos ningún privilegio, queremos acompañarlo y estamos preparados y capacitados para ayudar. Hagamos historia, nosotros le ayudamos", dijo el dirigente empresarial. Y la respuesta de AMLO no se hizo esperar: "Le tomo la palabra en sus dos propuestas… hagamos el compromiso que haya inversión, de acuerdo, trato hecho. Hacer el compromiso para terminar con la pobreza en el sexenio, trato hecho".

Hasta se ve en estos encuentros, al menos en el discurso, hay un nuevo interés tanto del presidente como de los empresarios, de reconstruir una relación que se dañó cuando prácticamente no empezaba el sexenio. La pregunta es si López Obrador moderará su discurso para dejar de estar atacando, un día sí y otro también, inversiones privadas a las que asocia y acusa de corrupción; y la otra pregunta es si los empresarios van a confiar en un presidente que ya les mostró su mano dura y que ahora los necesita para que no se le caiga la economía del país. ¿Será una reconciliación de a deveras y que dé frutos o serán sólo discursos y apapachos para la foto? Los dados mandan Escalera doble.

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