La BOA vs. la Morena… arranca el ring electoral
La disputa política por el 2021 y por la mayoría en la Cámara de Diputados se adelantó varios meses y comenzó en medio de la peor pandemia y crisis económica que haya conocido México.
Dos mensajes del presidente López Obrador en los últimos días dieron el “banderazo”: el primero su ultimátum para las definiciones de quiénes están “con él o contra él” del domingo pasado y el segundo el anuncio ayer martes desde Palacio Nacional de que descubrió un supuesto “documento confidencial” que, en la voz conspirativa de Jesús Ramírez, dio vida al Bloque Opositor Amplio o BOA, que buscaría ganarle el poder en 2021 a través de una serie de acciones para desacreditar a su gobierno.
No hay certeza ni confirmación de que el documento que reveló ayer el Presidente sea real; de hecho ayer proliferaron los deslindes de la existencia no sólo del documento sino de un “compló” como el que se describe en el documento de marras, al que en Palacio Nacional quisieron darle un valor probatorio casi de una gran “conspiración” de empresarios, opositores, gobernadores, expresidentes, intelectuales y periodistas en contra de López Obrador, sin ninguna prueba, más que el dudoso documento, parece una estrategia de “victimización” del hoy Presidente y de su 4T.
Ayer incluso se manejó que el documento que revela el plan siniestro de la BOA, que en el fondo no es otro más que ganarle la mayoría en 2021 a Morena para arrebatarle el control del presupuesto federal a este gobierno y después buscar enfrentarlo en la revocación de mandato de 2022, pudo haber sido redactado desde una oficina federal, a partir de los datos que aparecen en el PDF que circuló profusamente y cuya elaboración remitía supuestamente al vocero de la Secretaría de Gobernación, Omar Cervantes, quien no sólo salió a desmentirlo de inmediato sino a ratificar su “lealtad completa hacia la 4T”.
Anuncios espectaculares contra AMLO aparecen en Guadalajara justo en medio de la pugna abierta que sostienen el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro y el presidente López Obrador.
En medio de acusaciones, anuncios y confrontaciones, lo único cierto en estos momentos es que el proceso electoral federal de 2021, que formalmente comienza en septiembre, parece haber iniciado tres meses antes.
No hay duda de que la oposición se está uniendo para enfrentar a Morena en los próximos comicios por la Cámara de Diputados y aquí mismo hemos hablado de contactos entre el PAN, MC y el PRI; tampoco hay ninguna duda de que, a estas alturas, hay grupos empresariales que están a disgusto con las políticas económicas de López Obrador que desalientan inversiones, que ignoran a las empresas y que les negó todo tipo de apoyo para ayudarlos a no cerrar empleos en la peor crisis económica y que por eso varios de esos grandes empresarios financiarían movimientos de oposición a la 4T.
Pero lo que tampoco genera ninguna duda es que si alguien sabe de tácticas de oposición y de estrategias antisistema para ir minando poco a poco a un presidente y a su proyecto de gobierno, ese es Andrés Manuel López Obrador.
Lo mismo que hoy denuncia y presenta como “conspiración” en su contra, él lo hizo al menos contra tres presidentes que le antecedieron.
Claro que a la suya le llama “lucha democrática” y a la de sus adversarios “complot para derrocarme”.
Así es que, después de todo, lo que queda claro es que unos y otros, opositores y gobierno, están pensando ya en sus luchas de poder, sin importarles que sigan muriendo mexicanos por el Covid-19 y la angustia y el dolor de miles de familias.
Uno como víctima y como lobo con piel de oveja y otros jugando a los conspiradores, pero todos buscan lo mismo: el poder, lo que cambia es el discurso de si es “por los más pobres y para acabar con la corrupción” o “para evitar el retroceso histórico de México y no perder todo lo que hemos avanzado”.
Juzgue usted a qué lobo le cree…
Se baten los dados.
Escalera.
Buen tiro.