La UNAM caliente: entre porros y encapuchados vs. Anaya
En esta semana la Universidad Nacional vivió dos hechos de tensión que elevan notablemente su temperatura interna.
Los ataques y vandalismos de grupos porriles por el conflicto del CCH Azcapotzalco, el martes pasado, y ahora la irrupción de presuntos estudiantes encapuchados que cerraron ayer viernes la Facultad de Ciencias Políticas para protestar contra la participación como maestro en un diplomado del excandidato panista a la Presidencia, Ricardo Anaya Cortés, ejemplifican muy bien cómo la proximidad de la sucesión en la rectoría está calentando el ambiente y cómo manos oscuras e intereses ocultos empiezan a meterse a los terrenos universitarios, con miras a buscar algún tipo de influencia o injerencia en la decisión que habrán de tomar en noviembre próximo los 15 integrantes de la Junta de Gobierno de la UNAM.
Ninguno de esos hechos parece aislado y es muy probable que falten todavía por ver más intentos de grupos no visibles para agitar y desestabilizar a la comunidad universitaria.
Lo primero que se piensa es que hay quienes quieren golpear y debilitar al rector Enrique Graue, que como todo apunta, se encamina hasta ahora sin competencia interna hacia la reelección de su mandato.
Pareciera que la lógica que mueve a esos grupos y sus burdos ataques es que si no pueden impedir que Graue se reelija, porque no tienen a ningún candidato fuerte que le haga frente, entonces desde ahora intentan debilitarlo para que, aunque logre su reelección, quede como un referente débil a quien desde el gobierno federal o desde cualquier otro grupo político o de interés, puedan manipular y ningunear.
Y en ese afán cualquier pretexto es válido.
Primero fue el aniversario de la golpiza porril a los alumnos del CCH Azcapotzalco que hace exactamente un año cimbró a la UNAM, a su comunidad y a la misma rectoría que vuelve a ser objeto de ataques, agresiones y actos de vandalización, mientras se reviven las mismas demandas que desde hace más de un año esgrimían los estudiantes inconformes de Azcapotzalco con una larga carta que esta semana le enviaron al doctor Enrique Graue en la que acusan al director general del CCH, Benjamín Barajas Sánchez, igual que lo hicieron en su movimiento de 2018, de ser el responsable de los problemas en los Colegios de Ciencias y Humanidades y de las agresiones que han costado la muerte de cuatro estudiantes.
Los alumnos insisten en que Barajas no sólo ha hecho de la dirección del CCH su centro de poder y corrupción, sino que además lo señalan como autor de “una campaña de guerra sucia” en contra de la rectoría del propio Graue.
CONTRA ANAYA ¿MIEDO O INTOLERANCIA?
El otro pretexto que está semana utilizaron los grupos desestabilizadores de la UNAM fue el inicio, programado para ayer viernes, de un diplomado sobre “Política Mexicana Contemporánea” en el que está anunciada la participación, como maestro, de Ricardo Anaya Cortés, excandidato presidencial del PAN, junto con otra veintena de profesores, investigadores, políticos y académicos invitados a ser parte de los cursos que se anunciaron desde hace casi dos meses.
La toma tan organizada de la Facultad de Ciencias Políticas, por parte de un grupo de presuntos estudiantes “encapuchados” que cerraron las instalaciones universitarias para exigir que se desinvitara al exdirigente panista, no parece un acto totalmente espontáneo y más bien suena a otro pretexto para sembrar la tensión y el conflicto en la Universidad Nacional y de paso en la ruta de Graue Vilches rumbo a la reelección.
Porque desde hace casi un mes el propio Ricardo Anaya anunció con un mensaje en sus redes sociales que había sido invitado a participar en ese diplomado y celebró la invitación que le hacía la FCPyS y no hubo en todo ese tiempo ninguna protesta o manifestación de rechazo a la participación del panista.
Fue hasta el lunes pasado, cuando en esta misma columna mencionamos que el viernes se produciría el regreso de Anaya Cortés a la actividad económica, como un primer paso para un futuro regreso político el próximo año cuando Ricardo podría buscar una diputación federal o una gubernatura en el 2021, cuando comenzó a haber reacciones de intolerancia y agresión en las redes sociales, donde grupos identificados como bots de la 4T se fueron con todo en contra de la reaparición del político queretano, a quien defendieron sus simpatizantes, provocando como resultado que el tema de la columna del martes 3 de septiembre se volviera Trending Topic en Twitter y fuera retomado por diversos medios impresos y de Internet.
Por eso ayer viernes, al ver la forma en que, puntualmente desde antes de iniciar las clases, un grupo de encapuchados que se asumen como alumnos, tomaron las instalaciones de la FCPyS para impedir, según ellos, el ingreso de Ricardo Anaya y exigir que se le retire la invitación a participar en el citado diplomado, lo único que se puede interpretar de esta reacción de presuntos estudiantes, son dos cosas: la primera que es una más de las acciones que lleva intención de provocación y debilitamiento a la rectoría de Graue, y la segunda, que sería aún más delicada, que en la Universidad Nacional están surgiendo expresiones de intolerancia e intentos de uniformar y censurar el pensamiento y la libre expresión de las ideas y del conocimiento en la que se precia de ser la casa máxima de estudios del país, abierta a todas las corrientes de pensamiento y, por encima de cualquier ideología política, abierta a la universidad y la diversidad de las ideas.
Para que quede claro, por encima del interés de afectar al rector Graue y su aparentemente ya planchada reelección, ¿alguien le tiene miedo a Ricardo Anaya y su regreso no sólo a las aulas sino a la política, o sólo se trata de la peligrosa intolerancia autoritaria en tiempos de la 4T? Que conste que solo es pregunta.
NOTAS INDISCRETAS…
Ahora que a Rosario Robles le crecen las acusaciones y se le van los abogados y hasta los amigos, es muy probable que la extitular de Sedesol y Sedatu pierda la dureza y la lealtad que le caracterizaba y, como muchos otros peñistas que fueron de la cúpula más alta del sexenio pasado, terminen por ya no sólo hablar, sino despotricar contra el expresidente al que, varios peñistas de los más leales, hoy acusan de haberlos “abandonado y traicionado” y le reprochan, con decepción y hasta con ira, que “mientras él se sigue exhibiendo y dándose la gran vida con su novia por los mejores lugares de España y Europa” a varios de sus excolaboradores más cercanos aquí los están acosando, cazando y encarcelando.
Esta semana que Santiago Nieto —convertido en el “verdugo inclemente” de los peñistas— anunció la existencia de al menos dos acusaciones y denuncias más contra Rosario, relacionadas con operaciones desde la Sedesol y la Sedatu vinculadas a la Estafa Maestra y basadas en las denuncias de irregularidades que documentó el auditor Superior de la Federación, David Colmenares, hasta los abogados de la exjefa de Gobierno del DF decidieron hacer mutis y, con el argumento de la “precariedad” en que se encuentra, decidieron abandonar la defensa de la señora Robles.
Y pensar que unos meses antes de que la detuvieran y la encarcelaran con artimañas legales, cuando se presentó voluntariamente a declarar, la expoderosa exsecretaria, que andaba entonces fuera del país, llamó a un amigo suyo para decirle que cómo veía las cosas, y su interlocutor en esa llamada le aconsejó “ya no regreses al país, quédate por allá porque van a ir sobre ti”.
Y ella, que entonces estaba todavía envalentonada y se juraba inocente, le dijo lo mismo que les repetía a los medios:
“Yo voy a ir y voy a dar la cara, porque no tengo nada que esconder”.
Y dio no sólo la cara sino su libertad cuando la mandaron al Reclusorio Femenil de Santa Martha en donde hoy, todas las tardes, a doña Rosario se le escucha lamentarse y comenzar a entonarse, como quien quiere animarse a cantar y a contar todo lo que ella sabe del sexenio pasado.
¿Será que se echa un do de pecho?...
En los últimos jaloneos para definir, el jueves por la noche, la Presidencia de la Mesa Directiva, fue el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, el que se opuso a que Marco Adame encabezara la Mesa, tal como lo pedían Morena, el PRI, MC y los demás partidos.
Desde el miércoles la mayoría morenista, apoyada por los priistas y Movimiento Ciudadano, habían pedido como una “figura de consenso” que el CEN del PAN propusiera a Adame, por ser con quien transitaban todos los partidos, pero Cortés, al parecer por un temor de que el exgobernador de Morelos le hiciera sombra desde San Lázaro a su cuestionado liderazgo, prefirió insistir hasta el cansancio en su propuesta de la diputada Laura Rojas, y con la bandera de la equidad de género, le pidió a Marco Adame que aceptara repetir en la presidencia y apoyara a su compañera Rojas, lo que finalmente sucedió para dar paso a la presidencia de la panista.
Ni hablar, cada quien sus miedos y sus banderas…
Los dados mandan doble Escalera.
Semana redonda.