Moctezuma, en espera de su pasaporte diplomático
El nuevo embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma Barragán, arribará a Washington hasta finales de este mes. Luego de que ayer el Senado mexicano ratificara por mayoría su nombramiento, la Secretaría de Relaciones Exteriores comenzó el trámite para otorgarle su pasaporte diplomático y dar aviso al Departamento de Estado de los Estados Unidos, con al menos 10 días antes de anticipación a su llegada a la Embajada, para que las autoridades estadounidenses le extiendan su visa diplomática.
El trámite del pasaporte y la visa diplomática no pueden iniciarse antes de la ratificación del Senado lo que retrasará el arribo de Moctezuma a la capital de Estados Unidos y en las dos semanas que restan para su llegada, la Embajada de México quedará a cargo del encargado de Negocios como jefe de la Cancillería, el embajador Alfredo Miranda, un diplomático con toda la experiencia, que estará coordinándose en estas dos semanas con el director para América del Norte de la Cancillería mexicana, Roberto Velasco y con el propio Moctezuma Barragán.
Mientras la Cancillería prepara sus cartas credenciales y tramite el pasaporte y el visado diplomático, Moctezuma tendrá tiempo de empaparse y ponerse al día en los temas y pendientes que recibirá en la Embajada mexicana, en donde empezará prácticamente de cero, a tratar de construir la relación con la administración de Joe Biden. Temas como la implementación del TMEC, que tiene en el capítulo energético uno de sus asuntos más tensos y ríspidos tras la política estatista del presidente López Obrador, además del capítulo laboral con los inspectores estadounidenses que supervisarán las relaciones laborales en México y de analizar y aterrizar la nueva política migratoria de la Casa Blanca, así como revisar la cooperación en materia de seguridad y combate al narcotráfico.
En este último tema será importante ver cómo la administración Biden plantea los términos de la cooperación en la lucha antinarco, después de lo lastimada que quedó la relación con la DEA y con el Gobierno estadounidense tras tres hechos que han marcado esa cooperación: primero la liberación de Ovidio Guzmán, capturado y luego liberado por el Ejército Mexicano en octubre de 2019, episodio conocido como el "Culiacanazo"; segundo, la detención, extradición y liberación en México del general Salvador Cienfuegos, apresado en Los Ángeles por la agencia antidrogas estadounidense, acusado de narcotráfico, y luego entregado al Gobierno de México por el Departamento de Justicia para que fuera investigado aquí.
La polémica decisión de la Fiscalía General de la República de exonerar al general de todas las acusaciones y delitos que le imputó la DEA dejó muy mal sabor de boca en Washington, particularmente en la poderosa agencia antidrogas. Y tercero, la liberación anticipada otorgada al capo sinaloense Rafael Caro Quintero, sobre quien pesa una orden de extradición de Estados Unidos, que no ha podido cumplir el Gobierno mexicano.
Como se ve, a Esteban Moctezuma no le espera un día de campo en la principal embajada que tiene nuestro país en el extranjero. La relación México-Estados Unidos, compleja y nunca fácil, siempre plantea nuevos retos, sobre todo para un embajador que, aunque tiene una gran experiencia política, carece por completo de conocimiento y trayectoria diplomática, por lo que tendrá que apoyarse en el experimentado y profesional personal diplomático y administrativo de la Embajada de México en Washington, que ha visto pasar a decenas de embajadores y se prepara para a finales de este mes recibir al próximo.