Morena, lejos de Porfirio y cerca de Sheinbaum
En el caótico movimiento político que acompaña al presidente López Obrador, las diferencias, los pleitos y los reacomodos han sido la constante en el año dos meses que lleva este gobierno. Tanto el partido de Morena, como la llamada "Cuarta Transformación", han sido hasta ahora inestables e impredecibles y lo mismo se ven choques ideológicos o por iniciativas de ley entre las bancadas morenistas del Congreso, que se escuchan posiciones críticas y hasta rupturas por algunas políticas de gobierno y ya en el colmo de la estridencia, están los pleitos, demandas y hasta violencia en el proceso de renovación de la dirigencia de Morena.
Este fin de semana hubo dos hechos significativos relacionados con el partido gobernante y con la 4T. Por un lado Morena finalmente definió en un Congreso la elección de un presidente interino, en la persona del diputado Alfonso Ramírez Cuéllar, aún con la negativa de Yeidckol Polevnsky de reconocerlo; y por el otro lado, una figura emblemática en el proyecto de López Obrador, Porfirio Muñoz Ledo, nada menos el que le puso la banda presidencial en el Congreso, cuestionó duramente "la mentira y el autoritarismo" en el gobierno lopezobradorista y habló de un retroceso histórico.
"Nada le puedes quitar o dar a un hombre que está más cerca de la muerte que ver cómo se pierde en la mentira y el autoritarismo el sueño de una transformación en México… hemos dado un salto hacia atrás de 30 o 40 años, y lo puedo decir porque yo lo viví", comentó Muñoz Ledo, luego de que en el Senado de la República, en la sesión de la Comisión Permanente, del pasado miércoles, se le negara hacer uso de la palabra por votación mayoritaria de los diputados y senadores de Morena. El expresidente de la Cámara de Diputados dijo: "Mi corazón se aleja de Morena", tras la censura de sus compañeros.
Paradójicamente, mientras una figura tan simbólica para la 4T, como lo es Muñoz Ledo se aleja, otros se acercan y se fortalecen en el control de Morena. Es el caso de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien con la llegada del diputado Alfonso Ramírez Cuéllar a la presidencia nacional morenista, toma el control de la próxima elección interna, con la anuencia del presidente López Obrador, y desplazando al mismo tiempo a Yeidckol Polevnsky y a Bertha Luján.
Parece que el presidente finalmente decidió meter orden y también meter mano en Morena, para lo cual le entregó la dirigencia interina a su pupila Sheinbaum y con ella el manejo de la sucesión interna en el partido gobernante.
Ramírez Cuéllar puede ser un puente con Mario Delgado y un mensaje de contención para las ambiciones y diferencias entre Luján y Polenvsky, pero definitivamente la lealtad del diputado y exdirigente de Barzón está con Sheinbaum que desde ayer se convierte en el poder real que buscará reordenar y reencauzar a las ovejas descarriadas del redil morenista.
Para ponerlo en términos beisboleros, de esos que tanto gustan al presidente, con la decisión que anoche tomó el Congreso de Morena, a Yeidckol la ponchan; a Mario Delgado lo mantienen en primera base; a Bertha la dejan seguir calentando, mientras que Claudia se convierte en la manager, la que reparte el juego y define el orden al bate en la novena morenista.