Oposición unida u oposición vencida
Lo complicado que resultará una alianza opositora para los comicios del 2021 —más allá de las BOAS conspiratorias que imaginan en Palacio Nacional— será vencer los egos, protagonismos, intereses y desavenencias entre los maltrechos partidos de oposición en México.
Y una primera ocurrió ayer martes cuando el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, reveló por primera vez públicamente que sí “hay diálogo y negociaciones con las dirigencias de MC y PRD para formar un bloque opositor” que enfrente a Morena en las elecciones parlamentarias y de gubernaturas.
Y no terminaba de decirlo el panista, cuando el coordinador de Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda, salía a desmentirlo:
“No es el momento de hacer cálculos políticos… no creemos, al día de hoy, que la alternativa para 2021 sea hacer bloques políticos”.
La realidad es que sí ha habido contactos y pláticas para conformar una alianza de oposición en 100 distritos estratégicos en los que se le puede ganar a Morena y arrebatarle la mayoría simple en la Cámara de Diputados. Han participado dirigentes del PAN, de MC, del PRD y en algunos casos hasta del PRI.
El tema, según un dirigente partidista que ha asistido a algunas pláticas, es que MC, por la posición de Enrique Alfaro y Dante Delgado, “está muy sobrado y no quiere hacer alianza porque dicen que solos pueden ganar”; mientras que en el mismo PAN hay división de opiniones entre grupos que están a favor y otros en contra de una alianza, igual que ocurre en el PRI donde su dirigente está por hacer alianzas, pero no así otros grupos.
Ese sería un error fatal de los opositores: si no hay una alianza de todos los partidos, o al menos de PAN-MC-PRD, no podrán derrotar al morenismo y a López Obrador; si se juntan, en cambio, hasta por simple matemática se vuelven altamente competitivos y una amenaza real para el control del partido gobernante no sólo en San Lázaro sino en las 15 gubernaturas que estarán en disputa en 2021.
Los partidos opositores podrían ganar, unidos, hasta 12 de 15 gubernaturas, lo que les daría una posibilidad importante en la elección de los diputados federales porque las elecciones locales impactan la territorialidad de las elecciones.
Si la oposición va separada, el escenario cambia y es muy probable que Morena gane la mayoría de gubernaturas con ocho, 10 o hasta 12 triunfos. La única duda ahora para Morena y AMLO es de qué tamaño será la factura que les cobre el electorado en 2021.
Lo que sí es un hecho es que es muy poco probable que Morena pueda ganar las dos terceras partes para tener la mayoría calificada que ahora tiene y tampoco la oposición puede aspirar a eso; en realidad se disputan sólo la mayoría simple o relativa —la mitad más uno— y por eso es que el gobierno de la 4T está adelantando todas sus reformas importantes y ya las aprobó casi todas para no dejar pendientes que ya no pueda sacar en la segunda parte del sexenio.
Pero eso sí, la mayoría simple es clave para la aprobación del presupuesto, lo que a su vez se convierte en el codiciado cáliz que le daría continuidad y consolidación al proyecto de López Obrador.
En ese sentido, el resultado de los comicios del próximo año y en particular el de las gubernaturas resulta fundamental, no sólo para lo que ocurra en 2021 sino para la prospectiva y los escenarios del 2024.
Así que todo depende de si los dirigentes y las cúpulas de la oposición y de si dejan de lado su soberbia e intereses particulares.
Si MC no acepta ir a alianza ni con el BOA, podría ser quien rompa el bloque y le haría un favor a Morena y a López Obrador.
Alfaro y Dante podrían aspirar solos a cinco o 10 puntos en la mayoría de los estados, salvo en Nuevo León, pero no aspirarían a más en el resto de las entidades donde tienen presencia testimonial.
Lo que está en juego en los próximos meses y en la votación de 2021 es la supervivencia, tanto para la 4T y López Obrador como para los debilitados opositores que juntos tienen posibilidad, pero separados seguirán siendo débiles…
Agitamos los dados.
Tocó Escalera.