Claudia y los golpes de realidad
En menos de una semana la candidata presidencial de Morena tuvo dos episodios en su campaña que contradicen completamente su discurso de que “todo está bien” y de que la 4T está dando “buenos resultados y avances” en áreas tan sensibles para los mexicanos como la seguridad y la salud. Primero fue en Chiapas, el viernes pasado, donde Claudia Sheinbaum recibió un primer golpe de realidad sobre la crítica situación del sistema de salud pública a nivel nacional. Cuando la abanderada morenista le preguntó al público que acudió a un evento suyo en el municipio de Chilón: “¿Cómo están los centros de salud aquí en cada pueblo, bien?”, y la respuesta que le dieron a coro sus simpatizantes fue más que clara: “¡Nooo… maaaal!”, le respondieron los chiapanecos.
Pero ella todavía quiso insistir: “¿Qué les falta?” y fue preguntando si les faltaban médicos, enfermeras, medicamentos, y otra vez la contestación fue unánime y al unísono de los habitantes de Chilón a cada uno de los cuestionamientos de la candidata: “¡Todoooo!”, le repitieron tres veces, ante la sonrisa incómoda de la candidata, que lejos de responder directamente a las quejas de sus seguidores sobre las carencias y faltantes en los centros de salud, se salió por la tangente ignorando los gritos de respuesta y se limitó a decir que el gobernador Rutilio Escandón había firmado un convenio con el presidente López Obrador “para que entre en Chiapas un nuevo sistema de salud”.
Ese fue el primer golpe de realidad que recibió la abanderada morenista que mantiene en su proselitismo un discurso constante de “logros y avances” en la administración de López Obrador, pero que por su fuerte vínculo político y afectivo con el presidente –y también porque no quiere incomodar o hacer enojar al inquilino de Palacio—, se niega siempre a hablar de problemas, faltantes o situaciones críticas en el actual gobierno.
El segundo golpe de realidad para Sheinbaum ocurrió el domingo pasado, también durante su gira del fin de semana por el territorio de Chiapas. Antes de llegar a Motozintla, viajando por tierra en una camioneta junto a su comitiva, la abanderada presidencial fue detenida por un retén instalado por hombres encapuchados. Cuando se detuvo la unidad en la que viajaba, los sujetos aprovecharon para decirle que eran pobladores de ese municipio chiapaneco y que estaban vigilando los accesos carreteros a su pueblo para evitar que los criminales, que tienen tomado Comalapa y otros municipios de esa región llegaran hasta su pueblo.
“Que se acuerde cuando esté en el poder, acuérdese de la sierra, acuérdese de la gente pobre. Nomás eso le queremos decir, no estamos en contra del gobierno, llévese eso en su mente, no estamos en contra de ustedes, somos como pueblo, por eso estamos aquí tres veces por semana cuidando nuestro pueblo. No queremos que Motozintla sea un desastre más como Comalapa. Queremos que usted, cuando esté en la Presidencia, nos haga favor de limpiar este tramo a Comalapa, porque no podemos viajar por allá porque si pasamos nos hacen pedacitos doctora. Es el sentir de nosotros como pueblo”, dijo uno de los encapuchados que le hablaban a la candidata que los escuchaba con la ventana abierta en su auto.
Un segundo hombre intervino para decirle: “La verdad se siente en el corazón la impotencia, que siente uno como ciudadano, la impotencia porque el gobierno nunca ha hecho nada por estas tierras. Los datos que le damos son reales, ni somos fifís ni nada”, le expresó ese segundo hombre, ante lo cual la candidata, sin responderles, se limitó a decirles: “Ah, sí, está bien. Gracias” y puso en marcha su vehículo para retirarse. Incluso la candidata trató de minimizar el hecho y primero aclaró que los encapuchados que la detuvieron para comentarle sobre la violencia del narcotráfico que viven “no son narcos”, y más tarde incluso puso en duda la veracidad de sus denuncias:
“Y luego, ahí a la salida de Motozintla, nos pararon unas personas, decían que eran pobladores, pero lo que más me llamó la atención es que los únicos que estaban ahí eran los de Latinus”, dijo entre risitas de sospechas la candidata. Los reporteros que la cubren le aclararon: “Nosotros también estábamos ahí, pero no nos dejaron bajar”. Y ella insistió en sus sospechas de que lo del retén y las denuncias de los pobladores fueran reales: “No sé, me llamó mucho la atención la verdad, que decían que eran pobladores, pero luego por ahí dijeron ‘es que no somos fifís’, no sé la verdad. Muy extraño, la verdad”.
El sospechosismo de Sheinbaum, que no creyó en los reclamos de seguridad que le hicieron los hombres encapuchados, lo confirmó un día después el Presidente, que ayer en su conferencia mañanera se refirió al retén en el que pararon a su candidata en Motozintla. “Tenemos la información, sí fueron personas encapuchadas las que retuvieron la camioneta en que se trasladaba Claudia. Grabando, ya cuando pasan esas cosas, por la experiencia que nosotros tenemos, ya sabemos de que es muy probable que sea propaganda, porque el que va a hacer un planteamiento, ni va encapuchado ni está grabando. Aquí adicionalmente se dio a conocer que estaban los de Latinus, es un medio, el de Loret de Mola, y era el único… Es muy extraño lo que sucedió allá por Motozintla… Es muy probable que sea un montaje”, dijo el Presidente.
El lugar donde retuvieron a la candidata presidencial es parte del territorio en disputa de la sierra de Chiapas. La misma información de la Secretaría de la Defensa reconoce que justo en ese punto se están peleando el Cártel de Sinaloa, que controla el municipio de Comalapa, mientras que el Cártel Jalisco Nueva Generación controla Motozintla, pero aun así ni la candidata ni el Presidente les creyeron a los encapuchados que retuvieron a la abanderada morenista, minimizando e ignorando sus peticiones de seguridad para la zona serrana del estado de Chiapas.
Así que de poco sirve que la realidad golpee en la cara a Claudia Sheinbaum en sus giras de proselitismo. Tal parece que la candidata oficialista está totalmente casada e imbuida con la visión del Presidente de que en este México actual no hay ni problemas de seguridad ni mucho menos en la salud pública y aunque la gente se lo grite en un mitin o la paren en un retén -de los muchos que abundan por las carreteras federales y que padecen muchos mexicanos-, Sheinbaum no mostrará la más mínima autocrítica sobre la herencia que le dejará el gobierno de su jefe político y mucho menos parece capaz de sentir empatía por lo que le expresa la gente en sus recorridos. El fanatismo, dicen los estudiosos, se caracteriza por la fe ciega en una persona, causa, deidad o sistema político; por la persecución de los disidentes y la ausencia de realidad… Lanzamos los dados. Tocó Serpiente Doble.