De la verdad histórica a la captura histriónica: el objetivo es la alianza

"De la verdad histórica a la captura histriónica: el objetivo es la alianza", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras

El impacto de lo ocurrido el viernes por la tarde, con la inédita detención de un exprocurador General de la República, tuvo el efecto de una granada de fragmentación en la que la explosión alcanzará a muchos personajes del mundo político. Curiosamente, en el lanzamiento de esa operación, coordinada entre Palacio Nacional y la Fiscalía General de la República, todos los fragmentos que harán daño darán en blancos importantes del PRI, PAN y PRD, los tres partidos que integran la Alianza Va por México, la principal oposición y amenaza para el avance de Morena en los comicios de 2023 y 2024.

Y es que en política nada es casualidad y menos tratándose de un presidente obsesionado con la idea de la continuidad en el poder, como lo es López Obrador. Por eso, todo parece tener una conexión: las acusaciones y denuncias de desafuero contra Alejandro Moreno Cárdenas, la aterciopelada detención de Jesús Murillo y las declaraciones de testigos colaboradores de la FGR que involucran en la construcción de la "Verdad Histórica" lo mismo al exgobernador Ángel Aguirre Rivero, del PRD, que al secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX, Omar García Harfuch, quizás el hombre de más confianza y cercanía en estos momentos para la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.

A los misiles directos lanzados desde la 4T contra dos figuras de primer nivel en el PRI, su dirigente nacional y un político emblemático de la vieja guardia, podrían sumarse en los próximos días los nombres de otros encumbrados políticos del sexenio de Peña Nieto, con lo que el golpe a la de por sí desgastada imagen del viejo partido, podría ser aún mayor y se estaría debilitando a uno de los tres pilares de la coalición opositora que ha frenado las reformas constitucionales de López Obrador al haberle quitado al presidente la mayoría calificada tras los comicios de 2021, además de representar un obstáculo para que en 2023 Morena se alce con el triunfo en el Estado de México y Coahuila, y de esa forma se enfile hacia una ratificación casi segura de la Presidencia de la República en 2024.

Porque la cacería que ha emprendido el inquilino de Palacio, con las Fiscalías de la República y la de la Ciudad de México como brazos jurídicos armados, no sólo busca despedazar a lo que queda del PRI para evitar que se recomponga y lo siga desafiando, sino también va en contra del PAN y de los restos del PRD para garantizar que la oposición quede fragmentada, desarticulada y desacreditada, de tal modo que los votantes no vean en ellos una opción y los que no quieran votar por Morena se queden sin alternativas en las urnas.

En esa misma lógica va el proceso que abrió a principios de agosto la Fiscalía General de Justicia de la CDMX sobre el llamado Cártel Inmobiliario en la capital, que ahora, con estas nuevas acusaciones contra el panista Luis Vizcaíno Carmona, exdirector Jurídico y de Gobierno en la alcaldía Benito Juárez, tiene dos ramificaciones: la original, que se refiere al entramado de corrupción que se construyó durante el gobierno del actual senador Miguel Ángel Mancera, cuando fue jefe de Gobierno de la ciudad, y la nueva, en la que las investigaciones apuntan a los panistas de Benito Juárez, y que golpea directamente al actual coordinador de los diputados del PAN, Jorge Romero, por su vínculos con Vizcaíno.

Cada misil político de los que se han lanzado ya, y de los que faltan por lanzarse, confirman una guerra para deshabilitar a la Alianza Va por México, o al menos deslegitimarla y desacreditarla ante los ciudadanos. Por eso los ataques a las figuras prominentes del PRI, por eso también los golpes a los panistas de la CDMX y de paso a los perredistas. Es muy claro que el objetivo de López Obrador, auxiliado por las dos fiscalías supuestamente autónomas (la federal y la capitalina), es pasar de las persecuciones con fines políticos que han caracterizado a su gobierno, a que esas persecuciones, además de políticos, tengan fines y efectos electorales.

Al presidente cada escándalo y cada nueva acusación contra sus opositores, le sirve no sólo para debilitar electoralmente la Alianza Va por México, de paso también le lanza al pueblo "carne fresca" y mucho show jurídico y político, mientras el país sigue incendiado por la violencia del narcotráfico que lo rebasa, la crisis económica y la inflación que hace cada vez más caros e inaccesibles los alimentos básicos para los mexicanos, la educación es manipulada e ideologizada y el sistema de salud pública sigue colapsado. Pero en vez de hablar de eso y exigirle soluciones, los mexicanos asisten fascinados a la nueva y escandalosa estrategia de López Obrador contra la oposición política en el país: "Abrazos no, carcelazos sí".