Arrancó la lucha por el 'nuevo poder judicial'
Lo que será principalmente una lucha intestina de Morena, para ver qué corrientes y grupos se posicionan y apoderan del nuevo Poder Judicial federal, ha comenzado ya con la formación de bloques dentro de la 4T que impulsan candidaturas a ministros de la Suprema Corte e intentan, incluso, posicionarse como las candidatas y candidatos más votados, con miras a controlar la primera Presidencia de la Corte en el nuevo modelo judicial que existirá en la República.
Aunque oficialmente no hay campañas para los candidatos a cargos de ministros, magistrados y jueces federales, en los hechos toda una maquinaria de postulaciones, promoción de imagen, giras por el país y posicionamiento público se ha echado a andar entre los grupos de Morena y de la 4T, con autonominaciones, "destapes" y eventos de promoción, en los que participan varias figuras públicas, desde actuales ministras de la Suprema Corte, hasta juristas reconocidos, políticos de la oposición y algunos presidentes de Tribunales federales.
El primer bloque que se destapó abiertamente para buscar ser la ministra más votada de las elecciones judiciales para convertirse en la primera Presidenta de la nueva Corte Suprema, es el que encabeza la ministra Yasmín Esquivel Mossa. La juzgadora de carrera administrativa y expresidenta del Tribunal Superior de Justicia Administrativa es la figura más visible en busca de encabezar la próxima presidencia de la Corte. Junto con Yasmín se mueve todo un grupo de abogados, juristas y asesores que buscan fortalecer su candidatura en las elecciones judiciales e impulsarla a la nueva Corte.
El segundo bloque en empezar a perfilar a su propia candidata a ministra, con intenciones de alcanzar la votación más alta y ocupar así la Presidencia de la nueva Corte, es el que lidera la autonombrada "ministra del pueblo", Lenia Batres Guadarrama. Con Lenia se mueven las corrientes más duras y radicales del morenismo que han empezado a circular la idea de que debe ser ella la primera presidenta del nuevo Poder Judicial, aduciendo un tema de militancia y lealtad hacia el movimiento lopezobradorista.
Luego vienen una serie de candidatos que están siendo impulsados desde los estados por algunos gobernadores de Morena, otros que impulsan desde el Congreso liderazgos como el de Ricardo Monreal y Adán Augusto López, y otro grupo de candidatos de la oposición entre los que se encuentran algunos abogados o políticos como Roberto Gil Zuarth, exsenador panista y exsecretario particular de Felipe Calderón, quien se ha postulado y ha entregado toda la documentación para ser candidato a ministro de la Suprema Corte.
Y mientras algunos candidatos ya se promueven y organizan eventos para hablar de sus aspiraciones, otros grupos, como el de la Presidencia de la República, con el exministro Arturo Zaldívar como principal operador, ya perfilan a sus candidatas y candidatos a ministros de la Corte, con nombres como el de las abogadas Alejandra Spitalier, Fabiana Estrada y Ana María Ibarra Olguín, las tres promovidas y vinculadas al expresidente de la Corte para ocupar posiciones tanto como ministras, que como integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial, que tendrá el poder de controlar y dictar medidas disciplinarias contra los nuevos jueces, magistrados y ministros.
Pero más allá de los movimientos y golpeteos que ya empezaron al interior de la 4T, la elección judicial no ha prendido hacia la sociedad mexicana. Cuando faltan ya solo 4 días para que venza el plazo para el registro de aspirantes a ministros, magistrados y jueces este 24 de noviembre, apenas se han registrado unos 2,700 candidatos a esos tres cargos, que ya entregaron su información y cumplieron con el complicadísimo proceso de registro ante los tres poderes que definirán las candidaturas finales: Legislativo, Judicial y Ejecutivo.
Y ahora resulta que, para elegir 896 cargos, entre jueces, magistrados, ministros e integrantes del nuevo Tribunal de Disciplina Judicial, apenas se han inscrito 2 mil 700 candidatos, cuando se esperaba que fueran al menos 5 mil candidaturas para los cargos que se postularán en esta primera elección judicial. Tal vez fue apatía o desinformación de la sociedad y los potenciales aspirantes; aunque también ha habido quejas sobre lo complicado, lento y difícil que es subir la información que requieren para registrar una candidatura a cualquiera de los cargos judiciales.
Pero como diría el clásico, "haiga sido como haiga sido", lo cierto es que la primera elección de juzgadores por voto popular resultará mucho más complicada que cualquier otro tipo de comicio, y si la experiencia de estas votaciones resulta fallida, la Reforma Judicial empezaría con el pie izquierdo. Y si se registra un fracaso y las elecciones judiciales no resultan lo serias, transparentes y confiables que deben ser, aumentarían las dudas e incertidumbre que mantienen los inversionistas y los mercados financieros, dentro y fuera de México, sobre la certeza jurídica que pueda dar el nuevo Modelo Judicial implementado por la 4T... Dados girando. Capicúa y repetimos tiro.