El enojo del Presidente con Biden

Esta semana el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no se aguantó más e hizo pública su molestia con el presidente Joe Biden por haber solicitado el mecanismo de consultas en el marco del T-MEC.

Esta semana el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no se aguantó más e hizo pública su molestia con el presidente Joe Biden por haber solicitado el mecanismo de consultas en el marco del T-MEC, en contra de su política energética, a la que acusan de afectar a las empresas e inversiones estadunidenses para favorecer a Pemex y a la CFE. "Voy a Washington, hablamos en la Casa Blanca; el presidente Biden muy respetuoso y afectuoso, tratamos varios asuntos, nada relacionado con este tema. Al día siguiente hay una reunión de empresarios mexicanos y estadunidenses, tampoco se trata el tema. ¡Oh sorpresa! Regresamos y a la semana la llamada Consulta", dijo el mandatario.

En la queja que expresó en tono de reproche en su conferencia mañanera del jueves pasado, López Obrador acusó a la administración Biden de haber utilizado un "tono majadero, soberbio y de prepotencia" al anunciar la consulta y cuestionó que la representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, haya hecho referencia en su discurso de que "la reforma energética que se había llevado a cabo en el país (en el gobierno de Peña Nieto) era la panacea, cuando nosotros sostenemos lo opuesto, pero además porque fue un desastre para los mexicanos, fue un fracaso", aseguró.

Y en medio de sus reproches y reclamos a Biden y a su representante comercial, el Presidente les dio un raspón, a querer o no, a su Embajador en Washington y a su Secretario de Relaciones Exteriores, al comentar que se enteró de la impugnación de Estados Unidos y la petición de las consultas, por un tweet del exembajador mexicano Arturo Sarukhán, y no porque se lo hayan alertado o comunicado sus colaboradores. “Me entero por un mensaje del que fue embajador de Felipe Calderón en Washington, pero pensé: pues es una volada. ¡No!, ¡No!, bien informado! Y viene la Consulta".

¿Quiere decir que ni Marcelo Ebrard ni Esteban Moctezuma se enteraron antes del anuncio que preparaba la Casa Blanca y que ninguno de los dos se anticipó a avisarle al Presidente para que el mensaje de Katherine Tai, que tan mal le cayó, no lo tomara por sorpresa? A juzgar por lo que revela el mismo Presidente, así fue, lo cual dejaría muy mal parado al canciller, que al parecer anda muy ocupado en sus giras de promoción por la República, pero también al embajador Moctezuma, que debió alertar al Presidente de lo que se preparaba en Washington.

En todo caso, la exposición abierta y pública que hizo López Obrador de su molestia e irritación hacia la Casa Blanca y su inquilino, ocurre después de que el mismo presidente y su Secretaria de Economía, se dedicaran a minimizar y a restarle importancia al mecanismo de consultas en el T-MEC que comenzó esta misma semana y en el que, primero Estados Unidos y después Canadá que se sumó a los reclamos, están sentando en el banquillo a la cuestionada política energética de la 4T que, con su marcado estatismo y su intención de dar preponderancia a la CFE y a Pemex, terminaron por detonar la queja formal de los dos socios comerciales ante las denuncias de sus empresas e inversionistas contra las disposiciones legales mexicanas que afectaron sus inversiones.

El enojo público del Presidente y su reproche directo a Biden, coinciden con las versiones y especulaciones que circularon intensamente en las últimas semanas sobre la posibilidad de que el Gobierno de México anunciara un "distanciamiento o ruptura" de la relación comercial con Estados Unidos y Canadá. Según lo que se publicó en varias columnas, el 15 de septiembre sería la fecha en la que López Obrador daría un discurso con reclamos directos a Washington y con un posible anuncio de separación del tratado comercial trilateral.

La sola posibilidad de un rompimiento de México en el T-MEC desató alarmas y análisis sobre la gravedad de una decisión como esa, por lo que significa el acuerdo para la economía del país y para las empresas mexicanas de todos los sectores, cuyas exportaciones dependen casi en su totalidad del acuerdo comercial y del mercado estadunidense. Pero el mismo jueves que externó su molestia con la administración Biden, el presidente López Obrador aclaró que no significaba una ruptura: "En caso de que se diera una reunión (con Biden) aprovecharía para decirle y comunicarle lo que nosotros sostenemos y lo vamos a seguir sosteniendo, pero esto no es ruptura, es sencillamente argumentar y defender a México".

La declaración del Presidente coincidió con lo que un día antes, el miércoles, les dijo el canciller Marcelo Ebrard a los empresarios de Jalisco, que lo invitaron a la entrega de su medalla al Mérito Industrial, en donde el funcionario aclaró que "en ningún momento vamos a poner en riesgo el Tratado (con EU y Canadá) y su futuro. No tendría sentido económico, sería ir en contra de lo que hemos logrado. Si se resolvió firmar ese Tratado, ponerlo en riesgo no sería inteligente".

Para calmar la inquietud que encontró entre los industriales y empresarios de Jalisco, Ebrard fue puntual en que México tiene que buscar un acuerdo con Estados Unidos y que los mecanismos de Consulta y los paneles, son algo positivo que funciona en el T-MEC y de los que nuestro país ya ha hecho uso y ha solicitado varios en contra de políticas estadunidenses como la del acero y de las reglas de origen de la industria automotriz. Y adelantó los escenarios que se pueden prever de las consultas ya iniciadas sobre la política energética de López Obrador: que lleguemos a un acuerdo en los diálogos y no tengamos un panel. "Ahora sí lo tuviéramos, de cualquier manera, México no se plantearía salir del Tratado, eso por favor, quítenselo de la mente porque no existe, no lo vamos a hacer".

¿Será entonces que, ante el enojo ya público y evidente de López Obrador, que se siente traicionado y engañado por el presidente Biden, al Presidente mexicano lo están conteniendo y terapiando los miembros de su gabinete, empezando por Marcelo y siguiendo por Tatiana Clouthier para que se le baje la ira y no vaya a cometer una idiotez como poner en riesgo el principal tratado comercial del que se sostiene la ya de por sí maltrecha economía mexicana? Ojalá que así sea y que, por una vez en este gobierno, impere la cordura y el Presidente supere su entripado.


Salvador García Soto