Ayotzinapa: choques en el gabinete, molestia en el Ejército
Como si no bastaran las acciones de violencia y ataques de estudiantes normalistas en contra de instalaciones militares, primero en Guerrero y ayer en el Campo Militar No. 1 de la Ciudad de México -la instalación más importante y emblemática del Ejército mexicano, donde los jóvenes encapuchados destruyeron los accesos, pintarrajearon y tiraron letreros y lograron ingresar varios metros adentro del territorio castrense- las 20 órdenes de aprehensión giradas en contra de altos mandos y tropa militar, por el caso Ayotzinapa, han provocado la ira de las cúpulas en la Secretaría de la Defensa Nacional en contra del subsecretario Alejandro Encinas.
Tanto en la oficina del general secretario, Luis Cresencio Sandoval, como entre los generales del Ejército, están inconformes y molestos por la forma en el que el encargado de la Comisión para la Verdad y la Justicia ha manejado las nuevas investigaciones y ha presionado a la Fiscalía General de la República para que acusara y solicitara a los jueces la detención de elementos castrenses por su supuesta participación en los hechos del 26 de septiembre de 2014, además de imputarles delitos como el de delincuencia organizada por presuntos vínculos con grupos criminales, sin tener "pruebas sólidas" y basado en "testimonios y afirmaciones de oídas de supuestos testigos", dicen en la Defensa.
Fue tanta la molestia por las acusaciones, que consideran injustas, que desde la Sedena hubo presión para que las órdenes de aprehensión no fueran solicitadas por la Fiscalía o que se desistieran de las acusaciones, algo que no pudieron evitar porque el pasado 19 de agosto el Juez Segundo de Procesos Penales Federales en el Estado de México otorgó las 85 órdenes, entre las que se encontraban las de los 20 elementos castrenses que fueron incluidos por la Comisión encabezada por Alejandro Encinas entre los acusados. El propio general Cresencio Sandoval llegó a plantearle el tema a López Obrador y a externarle al presidente su inconformidad por la forma de actuar de Encinas en contra del Ejército.
Y es que, si bien la inconformidad en el Ejército fue por los 20 acusados militares, hay uno que, particularmente, le ha afectado al secretario, por ser un amigo y compañero e incluso uno de sus mentores en su carrera militar. El general Alejandro Saavedra Hernández, a quien se acusa de haber sido informado la noche del 26 de septiembre de 2014 del secuestro de los normalistas de Ayotzinapa por el gobernador Ángel Aguirre Rivero y de no haber actuado a pesar de presuntamente haber tenido acceso a los videos del C4, era parte del grupo cercano del entonces secretario de la Defensa, general Salvador Cienfuegos, al que también perteneció Cresencio Sandoval. Era tal su cercanía que el nombre de Saavedra, ya para entonces general de División, encabezaba la lista de cinco candidatos que Cienfuegos le presentó al presidente López Obrador, en octubre de 2018, para que lo designara a su secretario de la Defensa Nacional.
Pero López Obrador prácticamente desechó la lista propuesta por Cienfuegos y sorpresivamente decidió que el general Luis Cresencio Sandoval, que no figuraba en dicha lista, sería su titular de la Defensa. Después del 1 de diciembre de 2018, ya como secretario, Cresencio le propuso al presidente que el general Alejandro Saavedra fuera nombrado como su Oficial Mayor de la Sedena, pero el mandatario le negó el nombramiento; semanas después lo propuso para ocupar otro cargo importante, pero también se lo volvió a rechazar. Fueron al menos 5 intentos del secretario de la Defensa para que le autorizara un cargo para su amigo el general Saavedra y todos los rechazó el presidente, hasta que finalmente aceptó nombrarlo como titular del Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas, el Issfam, considerado un cargo menor dentro del Ejército, el cual ocupó hasta marzo de 2021.
Hoy que hay una orden de aprehensión en contra del General de División, el cargo de más alto rango en los grados militares, se desconoce el paradero de Alejandro Hernández Saavedra. Pero lo que sí es sabido dentro del gabinete lopezobradorista, es la fuerte molestia que existe desde las cúpulas de la Sedena hacia la actuación del subsecretario Alejandro Encinas, a quien culpan de una "campaña de desprestigio y ataque al Ejército" por las acusaciones que emitió contra los mandos y tropa castrense.
A los choques internos en el equipo del Presidente por el caso Ayotzinapa, se suma la violenta "jornada de protestas" que emprendieron desde el pasado 13 de septiembre los normalistas de la Normal Isidro Burgos quienes, junto con algunos de los padres de los estudiantes desaparecidos, han estado haciendo manifestaciones que comenzaron en las instalaciones de la 35 Zona Militar en Chilpancingo, continuaron en los ataques a los accesos del 27 Batallón de Infantería en Iguala y luego se trasladaron esta semana a la Ciudad de México, donde lo mismo vandalizaron la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores que la Embajada de Israel en México, pidiendo la extradición de Tomás Zerón, que atacaron las oficinas de la Fiscalía General de la República con piedras y cohetones el pasado jueves, dejando un saldo de cinco policías antimotines de la CDMX heridos.
Pero ayer, las imágenes que se vieron en el Campo Militar No. 1, la instalación más emblemática del Ejército mexicano -aunque también la que tiene más historias negras por detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones entre el movimiento del 68 y la Guerra Sucia de los años 70- fueron inéditas: el grupo de estudiantes de Guerrero, varios de ellos encapuchados o con el rostro cubierto, atacaron y vencieron los accesos principales del edificio militar, disparando cohetones caseros y lanzando piedras a un grupo de soldados de la Policía Militar que se apertrechó para impedirles el ingreso al campo.
Aun así, los normalistas lograron tirar al menos dos rejas e ingresaron unos 30 metros adentro del territorio castrense, tiraron los letreros del Ejército, brincaron las bardas y dejaron pintas y consignas. Hubo un momento de máxima tensión, cuando los estudiantes avanzaban hacia adentro del campo y los militares les flanqueaban el paso, en que estuvo a punto de producirse un enfrentamiento, pero los jóvenes se empezaron a replegar y a retirar, después de haber lanzado varios cohetones y pedradas que rompieron los escudos militares, y una vez que huyeron sobre la lateral del Periférico, los soldados avanzaron con una tanqueta lanzando disparos de agua que sólo mojaron a los reporteros que permanecían en el lugar, mientras el grupo de policías militares llegaba hasta las rejas derribadas.
Ayer el presidente López Obrador dijo que no está de acuerdo con las "formas violentas" en las que protestan los normalistas de Ayotzinapa y hasta sugirió que pudieron ser infiltrados "por intereses de conservadores", mientras que el subsecretario Encinas aseguraba que en el grupo que ha causado destrozos y que ha atacado a instalaciones militares y civiles, dejando incluso policías heridos, "no están los padres de los 43 normalistas". Lo cierto es que, a unas horas de que se conmemoren los 8 años de la tragedia de Ayotzinapa, el ambiente está cada vez más caliente, los padres de los normalistas siguen sin convalidar ni aceptar del todo el informe con las nuevas investigaciones y los militares, que tanto poder acumulan hoy en el gobierno, están molestos por las acusaciones penales en su contra. ¿Qué podría salir mal el próximo lunes 26 de septiembre?